ＭＥＴＡＮＯＩＡ ~FW~

4

—¡Con un carajo! Ya no agarra la maldita señal— menciono un exaltado Elliot. Llevábamos más de una hora perdidos en la carretera avanzando sin rumbo. El sol ya estaba a una altura considerable por lo que nos deshicimos de nuestros abrigos aventando todos en la parte trasera del auto.

No sabía hacia donde nos encontramos pero le resté importancia,mi única preocupación era que me dolía el trasero de tanto tiempo de estar sentada; para un lado, para el otro, de izquierda, ahora derecha, tanto movimiento me tenía desesperada.

Finn era el único que aún se mantenía sereno a diferencia de los demás que mantenían una expresión totalmente legible; Elliot estresado, Gabriel enojado, Dianna con hambre y yo hastiada.

—por favor detengamos el auto en alguna tienda, ¡muero de hambre!— Dianna sostenía su estómago empezando a lloriquear.

—Chicos estoy de acuerdo con ella, yo necesito descansar de estar sentada se me están durmiendo mis pompis— digo cambiando por milésima vez mi posición.

Gabriel parece buscar paciencia de algún sitio manteniendo silencio. De la nada pega su cabeza hacia el volante desconcertandome.

—parece que allá hay una gasolinera— enfoca su vista apuntando hacia el frente y en cuestión de minutos asiente dándonos la señal de que pararemos.

—¡AL FIN!— festejó Finn levantando los brazos al aire haciéndonos reír.

....

—¿Entonces a dónde iremos?— Finn masticaba unas papas mientras se sentaba en una banca.

Para nuestra suerte la gasolinera estaba junto a una tienda y al lado había un espacio acondicionado con mesas para que los viajeros tomen un descanso cosa que nos ayudó mucho. Giramos todos en dirección a Elliot quien se encontraba tomando agua. Al ver qué todos los ojos estaban encima de él pasó agua rápido para poder hablar.

—No tengo idea, no conozco estos rumbos. A menos que le preguntemos a alguien sobre algún lugar turístico para llegar sino estamos jodidos y tendremos que devolvernos— comenta resignado a lo que solo lo miré incrédula.

Eso era lo último que haríamos a pesar de que el celular de Elliot se apagó y el único del grupo que aún tenía batería no traía señal.

—Todavia nos faltaban 2 horas para el sitio que tenía planeado llegar como sorpresa. ¿Cómo no se les ocurrió poner a cargar sus teléfonos?— Gabriel se tallaba los ojos mientras los demás nos hicimos bobos ante ese cuestionamiento.

—En mi defensa no pensé que fuera útil el mío habiendo más gente en el grupo y me confíe— alcé los brazos en señal de paz.

—Yo pensé que si lo había conectado, no me juzguen— Dianna imito mi acción quedando ambas como criminales siendo atrapadas por la ley.

—Tontas, gracias a eso no ya iremos a ningún lado y volveremos a nuestras casas— la voz de Finn en ese momento fue como un click en mi cabeza.

—Oh no, claro que nos iremos de vacaciones, de eso me encargo yo— me levanté decidida a resolverlo ya que sus palabras las tome como reto a pesar de no haberlo hecho con esa intención.
1na porque no me levante a las 5 de la mañana para nada.
2da porque si o si necesitamos tener una aventura como grupo antes de entrar a la universidad.

Los deje en la mesa y entre a la tienda en busca de alguna revista o mapa del área, observe la estancia de libros pero después de buscar mucho rato no encontraba nada.

—¿Necesitas algo en específico jovencita?— volteé hacia una señora de mediana edad. Me dio escalofríos su presencia por no haberla escuchado llegar pero ignoro por completo esa sensación en el momento que me regala una sonrisa cálida.

Sonrió de vuelta un poco apenada—Busco algún mapa de los alrededores, mis amigos y yo nos encontramos perdidos y quisiera encontrar algún lugar para llegar de vacaciones— ella parece quedarse pensando unos segundos hasta que voltea a verme
—Me temo que no tenemos mapas cariño— parece intentar recordar algo y yo la miro expectante, en eso chasquea los dedos sacándome un susto —Pero a unos 3 o 5 kilómetros se encuentra un pueblo hermoso, yo nunca he llegado pero tiene buenas reseñas— pasa por un lado de mi buscando entre las revistas sacando una postal.

Me la entregó y en seguida quedé fascinada.

—Es el lugar perfecto— menciono viendo con detalle las imágenes de el mismo. —¿Cuánto es por la postal?— sonreí satisfecha, definitivamente teníamos que llegar.

—No es nada linda tómalo como un regalo, acá entre nos me pareces una muchacha agradable— susurro lo último y mi sonrisa se ensanchó, como respuesta le doy un corto abrazo agradeciéndole con euforia.

Salgo de la tienda casi a brincos y al llegar con mis amigos pongo la postal en la mesa sacándoles un pequeño susto mientras yo seguía emocionada.

—Ya sé a dónde iremos— me miraron confundidos y enseguida les conté mi encuentro milagroso con la señora de la tienda.