Golpes al rededor de mi cabeza encendieron mis sentidos inmediatamente despertándome de la vigilia que me había tenido tendida en el suelo de piedra por demasiado tiempo. Abrí mis ojos y grité.
Grité de impotencia, de confusión y de miedo. Miedo a la propia existencia.
Miré mis manos encontrándolas como si nunca hubiera tenido aquellas estacas de madera podrida clavadas en las yemas de mis dedos. Con los pequeños callos y las rosadas uñas que había tenido siempre.
Alguien me había curado las heridas mientras dormida. O solo eran imaginaciones mias, y todo aquello era magia.
Me levante y observé el lugar donde me encontraba. Un largo y negro pasillo que estaba iluminado con una pequeña antorcha medio gastada.
El silencio era tan absoluto que podía escuchar mi propio miedo mezclado con adrenalina correr por mis venas rápidamente, quemándome la piel. Y de repente el silencio se rompió.
Pasos de mucha gente, gritos infernales y sombras comenzaron a pasar al rededor mio, como si se tratara de un sueño. Hasta que un chillido agudo apagó la llamarada de luz haciendo que mi cabeza comenzara a girar intentando buscarla.
-Corre.- susurró alguien detrás mia y mis piernas, heladas hasta el momento, comenzaron a moverse rápidamente por el pasillo.
Corría y corría lo más fuerte que podía dejando la nada atrás y adentrándome en el oscuro infierno a cada paso, hasta que mis rodillas se doblaron contra mi voluntad dejándome tirada en el suelo.
-¡¿Qué quieres de mi?!- chillé a todo pulmón sintiendo como toda mi garganta ardía.- Qué es lo que quieres...-murmuré cayendo abatida hacía delante, cuando todas las puertas del pasillo se abrieron de golpe.
Un hombre, alto e imponente apareció frente a mi. Sus ojos avellana estaban teñidos de sangre e iba todo vestido de negro, con la camisa de algodón desabrochada y una cicatriz grabada a fuego en su pecho.
-Levántate, tienes que elegir.- su voz era dura, grabe y los labios por donde salían esas palabras estaban de un color marrón suave, mezclado con el rosa que tuvieron que tener alguna vez, hace mucho tiempo.
-¿Por qué haces esto? ¿Eres el diablo? Bastardo.- escupí las palabras mientras retrocedía par alejarme de ese ser siniestro.
-Elige.- contestó implacable.
-No.
-He dicho que elijas, elige una puerta, perra.- dijo mientras se acercaba a mi.- Lo lamentarás si no lo haces.- juntó sus manos y una llamarada de fuego saltó a las paredes del pasillo haciendo que todo ardiera con rapidez. Mucha rapidez.
Y pude ver por fin quien era ese monstruo.
Un hombre de tez morena, pelo cortado casi al raso y de constitución corpulenta. En otra vida pudo ser un buen guerrero, pudo ser un gran defensor, tener mujer, descendencia. Pero no en esta. Porque este hombre estaba quemado de pies a cabeza.
Tenía quemaduras grabes por todos los brazos y en el pecho unas letras satánicas que hacían una perfecta combinación con los arañazos de su cara y sus ojos de rodeados por una gran sombra morada.
Sentía como toda la sangre del cuerpo había dejado de circular y mis ojos se abrían a mas no poder. La bilis se agolpaba en la boca de mi estomago e intenté retenerla allí.
-Elige una puerta.- murmuró lentamente y sin apartar su dura mirada de mi.
Mis piernas corrieron por el pasillo hasta una puerta totalmente negra y miré atrás por un segundo.
Almas corrían por el pasillo gritando, cayendo por otras puertas de final brillante. Todas menos la mia tenían luz resplandeciente, pero ya no podía cambiar.
Una mano agarró mi brazo arrastrándome a la oscuridad con él y simplemente cerré los ojos sintiendo como el aire se colaba por mis brazos. Como si fuera inexistente. No se por cuanto tiempo estuve cayendo en aquella inmensidad oscura, porque nunca dejé de caer, de eso estoy segura.
'Hay llamas al rededor y abismos de sufrimiento a los lados. Retrocedo intentando buscar una salida pero no la hay. El suelo se abre en una inmensa grieta y mis pies resbalan en el asfalto provocando que caiga de nuevo. Pero antes de dejar mi cuerpo ir de nuevo una mano fuerte rodea mi muñeca y me alza hasta la superficie. Sus ojos son verdes como las hojas de los árboles en verano y su piel pálida como la nieve.
-Maldita.- escupe con fuerza las palabras y se cierna sobre mi.
-No estoy maldita.- mascullo con miedo y me separo todo lo que puedo. Su agarre en mi muñeca comienza a hacer que sangre y gotas rojas y espesas caen sobre las llamas.
Un dolor brutal golpea mi cuerpo mientras veo como la sangre sale de mi muñeca a borbotones. Mis pupilas se dilatan y grito como si otro ser estuviera en mi garganta. Como si estuviera poseída.
-Para mi siempre estarás maldita. My curse'
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Lamento haber tardado tanto pero esta novela me lleva muchísimo tiempo escribirla. Quiero transmitir lo que Saroise siente en cada momento y creerme, es realmente complicado.
Igualmente espero que hayan disfrutado del capítulo, recuerden votar y comentar y nos leemos en el siguiente capitulo
Love. Sil x.
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curse - styles
Fanfic"Estoy condenada a arder en el infierno desde el momento en el que entró en mi mente" 《savecreative》