Abrí los ojos viendo el suelo duro de color crema y con arena en el que estaba apoyado mi cabeza. Un grito agudo de dolor retumbó por las paredes y me levanté, paredes a mi derecha, izquierda, detrás, delante, pequeñas enredaderas subiendo por las paredes de piedra y en el techo una inmensidad negra sin fin. Unas antorchas en las paredes alumbraban el lugar y solo se oía el arder de la madera y aquellos quejidos.
Me levanté y anduve por los pasillos de aquel laberinto hacia el sonido alertador. Mis pies estaban descalzos y sentía la arena y las cenizas de la madera bajo mis talones mientras andaba. Al torcer en una esquina, una joven de pelo negro como el carbón, pálida como la nieve, ojos negros como la tinta y labios de color sangre, retozaba en una esquina aullando de dolor con las enaguas del vestido encharcadas de sangre y su pelo enredado con arena en este.
-¿Te encuentras bien?- murmuré y me acerqué un poco. Ella levantó la cabeza y pude ver las grandes lagrimas que surcaban sus mejillas.
-¿Que haces aquí? ¿Quien eres? No deberías estar aquí si no es que te han mandado.- dijo con la voz entre cortada por las lagrimas.
Entonces pensé en la única chica con rasgos germanos y fuertes de los alrededores y la única que podría estar aquí.
Ella era Irene, la chica que había entrado en el infierno 10 años atrás.
Tragué saliva intentado digerir el nudo que se había formado en mi garganta y abrí mi boca intentando emitir cualquier sonido lo más humano posible.
-Mi nombre es Saroise y hace... hace no se cuanto tiempo estoy aquí, es todo tan confuso.- dije y me senté en el suelo poniendo mis manos sobre el regazo sucio de mi vestido. Ella llevaba un vestido de falda azul oscuro con un corsé unido y la camiseta de muselina por dentro con las mangas dejando al descubierto sus hombros y y todo su cuello. Las mangas de dicha camiseta habían sido arrancadas y solo quedaban dos tiras blancas unidas a su camiseta. Mi vestido estaba en mejor estado aun que había perdido la capa y mi muselina estaba manchada de arena.
-Es imposible, una chica cada diez años, es la regla.- contestó mirándome con el ceño fruncido.
-Irene... han pasado diez años desde que te fuiste, yo he sido la siguiente.- por un momento juraría que se puso más blanca de lo normal y su gesto palideció hasta soltar un gran suspiro.
-¿Tu eres Saroise, la hija de John y Kate?- asentí con la cabeza mientras recordaba los rostros de mis padres y hermanos, pensando que jamás les volvería a ver. -Cuando me fui tu tenías seis años, eras solo una niña, ¿quien te metió aquí? Es imposible.- le temblaba el labio al hablar y miraba a algún punto en la pared.-Solo han pasados unos días desde que entré, no llevo diez años tirada en una esquina.- miré a mis manos y me aclaré la garganta.
Mi mente estaba en blanco y mis emociones se habían esfumado como si al entrar aquí tu alma solo comprendiera la confusión, el miedo y un absurdo instinto de supervivencia que se supone que todos tenemos, que se deja ver en momentos extremos en los que el cerebro tan solo actúa frente actos reflejos y donde el miedo corre por nuestro cuerpo haciéndonos perder la esperanza de que haya un solo rayo de luz entre tantas tinieblas. Donde somos valientes y nuestra alma desaparece dejando lugar a un frío hueco dentro, donde la cobardía no tiene lugar. Porque aun que estés asustada sigues corriendo, llorando y gritando de impotencia. El espacio es corto y el tiempo infinito aun que a veces los confundimos y vemos pasillos, abismos y laberintos interminables regidos por relojes que no avanzan. Porque nada es real en la casa del diablo donde Dios y los milagros no tiene hueco y la vida, o más bien, la muerte, se rige por las reglas malditas de los expulsados del reino de Dios. La pregunta era, ¿existe Dios? y si este existe, ¿como ha dejado que dos mortales inocentes y sin pecado alguno paguen por los males y conjuros de otros que hace miles de años hicieron?
Pasé mi mano por mis ojos soplando en las ideas instaladas en mi cabeza, haciéndolas desaparecer.
La sangre.
-¿Por que hay sangre en tu enagua?- murmuré levantando mi mirada y viendo como Irene se hundía más en la esquina y apretaba los labios fuertemente.
-Es demasiado largo y caótico como para explicarlo.-contestó
'Tengo todo el tiempo del mundo' pensé, y eso dije. Se aclaró la garganta y fijó la mirada en las hebras de las costuras de su falda.
-Cuando llegué al laberinto estaba muy asustada, tiritaba como una hoja y empecé a correr cual lunática por los pasillos hasta que vi a un hombre. Era esbelto y tenía los ojos tan azules como la inmensidad del mar del Norte, sus cabellos eran morenos y los huesos de sus mejillas marcados. Era muy apuesto. El me agarró la mano y me tranquilizó, pasé lo que podría ser una oportunidad con él en el laberinto y mi corazón comenzó a verle como mi salvador. Besaba mi frente y me prometía millones de veces que el me sacaría de aquí y podríamos vivir los dos juntos en alguna de las montañas en las que los Highlanders reinan. Yo quise creerle y lo hice, hasta que mi amor o mi embrujo fue tan grande que le entregué mi virtud.- relató con la voz temblorosa y los ojos encharcados. Mi garganta se secó y mis dedos apretaron la falda del vestido.
-¿Estas segura de que... él era humano?- clavó su mirada severa en mi y negó con la cabeza asustada.
-En el momento estaba segura pero ahora no, y llevo lamentándome desde que lo hice.
Y la creía. Porque, aun que ella no quisiera contarlo, su querido Highlander la dejó sola aquí y alguien cortó su dedo para enviarlo al pueblo, a pasar de que ella tuviera los dedos de las manos intactos.
-Irene, ¿recuerdas a alguien cortando un...?- fui interrumpida por pasos que retumbaban en el lugar. Alguien muy grande se acercaba a nosotras a una velocidad vertiginosamente rápida y todo apuntaba a que no iba a ser para nada bueno.
Las dos nos levantamos al mismo tiempo y comenzamos a andar en sentido contrario al sonido.
-¡Corre Saroise! ¡Esto es solo el principio!
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¡Hola a todos! Bien, ya estoy de vuelta. No he escrito simplemente porque en agosto me fui de vacaciones y no tenía mi ordenador, pero ya lo tengo y buen aquí está el capítulo.
Es un capítulo sin demasiada acción y con mucha reflexión donde todo es confuso aun pero en tres capítulos más todo y digo todo se explica, se presentan otros dos personajes más aparte de Irene y este misterioso chico que son muy muy importantes por eso capítulos como estos son necesarios para que entendáis la historia.
Por mi parte nada más solo disfrutar el capítulo, votar comentar y nos vemos la semana que viene.
Love, Sil :)
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curse - styles
Fanfic"Estoy condenada a arder en el infierno desde el momento en el que entró en mi mente" 《savecreative》