El gato sano lentamente. La orbita del ojo perdido presentaba, en verdad, un aspecto horroroso pero en adelante no pareció sufrir. Iba y venia por la casa, según su costumbre, pero huía de mi con indecible horror.
Aunque me quedaba lo bastante de mi benevolencia anterior para sentirme afligido por esta antipatía evidente de parte de un ser que tanto me había amado. Pero a este sentimiento bien pronto sucedió la irritacion . y entonces desarrollase en mi, para mi postrera e irrevocable caída, el espíritu de perversidad, del que la filosofía no hace mencion. Con todo, tan seguro como existe mi alma, yo creo que la perversidad es uno de los primitivos impulsos del corazón humano; una de las facultades o sentimientos elementales que dirigen al carácter del hombre. ¿ Quien no se ha sorprendido cien veces cometidiendo una acción sucia o vil, por la ra,con de saber que no la debía cometer?, ¿ No tenemos una perpetua inclinación, no obstante la excelencia de nuestro juicio, a violar lo que es ley; sencillamente porque comprendemos que es ley?.
Este espiritu de perversidad, repito, causo mi ruina completa. El deseo arduente , insondable del alma de atormentarse a si misma, de viloentar su propia naturaleza, de hacer el mal por valor al mal, me impulsaba a continuar el suplicio a que había condenado al inonfesivo animal.

ESTÁS LEYENDO
EL GATO NEGRO
Разноеno espero ni remotamente que se conceda el menor crédito a la extraña, aunque familiar historia que voy a relatar. sería verdaderamente insensato esperarlo cuando mis mismos sentidos rechazan su propio testimonio.