Una noche que entre en casa completamente borracho, me parecía que gato evitaba mi vista. Lo agarre, pero, espantado de mi violencia, me hizo en una mano con sus dientes una herida muy leve. Mi alma pareció que abandonaba mi cuerpo y una rabia mas que diabolica , saturada de ginebra, penetro en cada fibra de mi ser. Saque del bolsillo del chaleco un cortaplumas, lo abrí, agarre al pobre animal de la garganta y deliberadamente le hice saltar un ojo de su orbita. Me averguenzo , me consumo, me estremezco al escribir esta abominable atrocidad.
Por la mañana, al recuperar la razon , cuando se hubieron disipado un poco los vapores de crápula nocturna, experimente una sensacion , mitad horror, mitad remordimiento, por el crimen que había cometido; pero solo fue un débil e inestable pensamiento y el alma no sufrio las heridas.
Persisti en mi excesos y bien pronto ahogue en vino todo recuerdo de mi criminal accion.
ESTÁS LEYENDO
EL GATO NEGRO
De Todono espero ni remotamente que se conceda el menor crédito a la extraña, aunque familiar historia que voy a relatar. sería verdaderamente insensato esperarlo cuando mis mismos sentidos rechazan su propio testimonio.