Escondite

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Ok ok, estoy ansiosa por este capítulo porque tiene algo que adoro, espero que lo disfruten como yo lo disfrute escribiéndolo :3

Capítulo 8: Escondite

La supuesta pelea entre Haise contra el líder de los payasos había comenzado, pero cuando el albino se lanzó en una estocada su contrincante la esquivo y le rozó un pañuelo por el rostro, que lo paralizo casi por completo, sí, era la misma esencia del humo anti-ghoul, ya le parecía extraño que su oponente llevara guantes.

-Hijo de...-maldijo por lo bajo el albino sin soltar a Yukimura.

-Nunca dije que sería un encuentro justo-exclamó sacándose la capucha que lo envolvía dejando ver mejor su traje a rayas, su cabello negro junto a algunos piercing y tatuajes-Aunque a menor cantidad esto demora en hacer efecto, lo hará-agregó lanzando el pañuelo lejos.

-Te mataré...-murmuró con voz ronca.

-Inténtalo-provocó con una sonrisa interna esquivando todos los golpes que Haise intentaba dar, pues su velocidad fue decreciendo junto a su fuerza y su conciencia-Es una lástima, pensé que durarías más, pero yo no te quiero a ti. Tráeme a Kaneki...-habló con seriedad sacando de su bastón un delicado quinque con forma de un pequeño cuchillo.

-No lo haré-pronuncio como pudo Haise que trajo hacia él un fuerte golpe en su rostro que lo dejo en el suelo.

-No lo volveré a repetir, tráeme a Kaneki-dijo Uta enojado y clavando la quinque en una de sus manos, sacó otra similar de entre sus ropas y la ensarto en la otra mano, dejando al albino crucificado en el suelo.

-Todos ustedes morirán...-murmuró la voz de una pequeña niña completamente enojada, de pronto varias extensiones de un kagune de escamas doradas con estilo Rinkaku alejaron a todos del lado de Haise expulsándolos fuera de la bodega, entre ellos Uta que quedó incrédulo por un rato, pues el tamaño, fuerza y regeneración de ese kagune estaba al nivel de un adulto y no de cualquiera sino del búho de un ojo.

El rostro de Miyu estaba cubierto por su despeinado cabello cuando la secuestraron, pero las Rinkaku no fueron las únicas que salieron sino también de estilo Ukaku como alas plateadas que poseían gran puntería acabando con los payasos más cercanos acertando en la cabeza dejando ver el cráneo con los sesos dispersos, glóbulos oculares con su nervio respectivo volando por el lugar, corazones quedando en las murallas o simplemente miembros mostrando la carne viva, los huesos y bañados en sangre.

Algunos payasos intentaron hacerle frente combatiendo con sus kagunes, la rapidez de Miyu era muy superior, pero en un plan alocado llegaron a cortarle un brazo a la pequeña y cuando se voltearon a ver de nuevo a su presa lamentablemente su brazo ya se había regenerado y no solo eso, la mitad izquierda de su cuerpo había sido cubierta por una coraza negra demostrando el rasgo Koukaku, con su brazo regenerado quito el cabello de su rostro dejando ver los dos ojos transformados con una sonrisa sicópata y sacando 2 extensiones bajas de apoyo con el último rasgo Bikaku, a los pocos payasos vivos que quedaban les invadió el terror.

-Hermanitos...-exclamaba Miyu sonriendo-Juguemos.

- ¡Maldito monstruo! -gritaban algunos payasos.

-Tú eres una buena niña, déjanos ir-decían otros cegados por el miedo.

-Miyu no es ningún monstruo, pero no puedo dejar a unos niños malos como ustedes libres, así que juguemos a como los trituro y torturo para que paguen con sus vidas todo el caos y maldad que han esparcido-habló riéndose la peli azul, con  sus kagunes doradas pulverizo a algunos payasos en el aire que intentaron saltar por una ventana, con sus alas plateadas dejo ensartados en la pared a otros que se escabullían donde la bodega quedó llena de sangre o lo que restaba de ella, pues en el primer ataque había derrumbado la mitad de la estructura.

Cuando había acabado con todos los payasos que estaban en el interior se logró calmar y guardo sus rasgos ghouls nuevamente, pero estaba preocupada por su hermanito que quedó inconsciente por culpa del hermanito mayor Uta.

En las afueras de la bodega cuando inicio la locura de Miyu, Tsukiyama llamaba desesperado a los demás, pues el plan se estaba yendo por la borda. Touka por su lado corría junto a Hide explicando que los payasos que estaban a cargo de seguir a Arima iniciaron su ataque, pero dejaron a los escuadrones que los acompañaban a cargo, pronto estarían llegando a la bodega.

Cuando Arima, Hide y los guías finalmente se reunieron con Shuu quien estaba encapuchado y con otra mascara decidieron entran a las ruinas de la bodega para encontrarse con algo que quizás nunca querían volver a ver.

Algunos minutos antes en la mente de Haise o se debería decir Kaneki el albino con raíces negras estaba perdido en una especie de cuarto largo y alto de color blanco, de pronto algunas rosas blancas brotaron del suelo.

-Llegó la hora Haise-habló un pequeño niño completamente albino.

- ¿La hora de qué? ¿Quién eres? -exclamó Haise confundido.

-Es hora de que me devuelvas mi cuerpo y desaparezcas-respondió el niño-Tú y yo sabemos que este cuerpo no te pertenece, este cuerpo es de Kaneki Ken.

- ¿Kaneki Ken? -balbuceo Haise alejándose un poco del extraño niño.

-Sí, este cuerpo que estas ocupando es mío-habló Kaneki con una triste sonrisa en sus labios.

-Pero...-cuando Haise iba a reprochar algunos pequeños ciempiés comenzaron a salir de las paredes manchándolas de negro cuando volteo a ver a Kaneki, ya no estaba.

La oscuridad comenzó a llenar el cuarto, el poco brillo que quedaba provenía de las flores blancas de pronto una máscara conocida apareció frente al rostro de Haise.

-El parchado...-susurró observando con detenimiento la máscara que cubría la boca y solo tapaba uno de los ojos, completamente negra y escalofriante.

-Sí, yo soy el parchado-habló Kaneki, quien apareció tras aquella máscara que flotaba-Pero ya hemos hablado mucho y afuera hay un caos total.

Las flores comenzaron a abrirse y el color blanco se fue tornando rojo sangre de las cuales comenzaron a caer gotas de sangre, el cuarto comenzó a hundirse en sangre llevándose a ambos chicos con ella.

El cuerpo inerte de chico que estaba crucificado finalmente se comenzaba a mover, lentamente abrió sus grises ojos, adolorido se levantó, observo el lugar, vio que Miyu estaba en el centro mirándolo y le brindo su primera sonrisa.

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Gracias por leer, el siguiente capítulo se titula: Caída.
Aviso: quedan 2 capítulos más un epílogo, así que prepárense para el final :3

La caída de los payasosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora