Tiempo

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Hiiii!
Les traigo un capítulo algo mas largo, en cual se explicaran muchas cosas, adelante :3
Capítulo 3: Tiempo

Han pasado algunos días y los chimes se han adueñado de la CCG, pues el dios de la muerte, el señor trabajólico por excelencia pidió vacaciones para estar con su hija que apareció hace unos días por la oficina.

En la casa de Arima todo estaba vuelto un caos, pues comenzó a comprar y modificar su hogar para la pequeña que había llegado a su vida ¿Quién lo diría? Él con una hija, pero era igual a su madre, dejo un par de cajas en la habitación y fue a ver a la pequeña que se quedó dormida en el sofá, la tomo en brazos y la fue a recostar a su cama.

-Eres igual a ella...-murmuró Arima con una pequeña sonrisa.

Sí, podía oír los rumores de ¿Dónde? ¿Cuándo? es decir, el momento en cual se creó a Miyu, pues su relación con Lilith se fue a pique cuando se descubrió su verdadera identidad, una ghoul y no una cualquier sino una un ojo increíblemente fuerte, pero para ellos no fue así, pues con ese acontecimiento ellos consumaron aquellos sentimientos que sentían.

Era de noche y se había empeñado en seguir el rastro de la chica, más tras ver los vídeos de todo lo que ella tuvo que sufrir por culpa de los seres humanos, finalmente la halló en una casa abandonada, pero que contenía todo lo necesario para vivir en su interior.

-Me debes odiar...-habló la rubia sin darse vuelta, estaban en la habitación y ella sólo miraba por la ventana a la media luna junto a las estrellas.

-Te equivocas-respondió el albino con cierto sentimiento de alivio de que estuviera a salvo.

- ¿Por qué? ¿Por qué no me odias? Soy una ghoul y destroce la CCG-exclamó la rubia con histeria sin voltearse.

-Pero no lastimaste a nadie, sí eres una ghoul, pero eres buena. Todo este tiempo realizaste tu trabajo como corresponde tanto en América como aquí-comentó Arima.

-Aún así... ¿Por qué? -la voz de la chica se quebró con cada palabra y pequeña lágrimas salieron de sus ojos.

-No vengo por órdenes de la CCG, vengo por mi cuenta...-dijo Arima acercándose-Lilith-la llamó y aquellos brillantes ojos celestes finalmente lo observaban empapados en lágrimas.

- ¿No me matarás? -preguntó con inocencia.

-Claro que no-respondió el albino acariciando la cabeza de la chica y es ahí cuando ella se lanza a sus brazos, se acurruca en su pecho y se quedan así por un tiempo-Pareces una niña-comentó divertido.

-Sólo un poquito...pero ¿por qué me buscabas?-preguntó Lilith aun abrazada, pero mirando hacia los ojos grises del albino.

-Me tenias preocupado-respondió con sinceridad Arima.

- ¿Por qué? -la vista de la rubia bajo hacia los labios del agente, extraños sentimientos emanaban de ella, no quería dejarlo ir.

-Quería saber que no te hubieras lastimado en esa huída, lo mejor será que me retire. Debo volver y...-explicaba el albino cuando fue abruptamente interrumpido por un beso atrevido y apasionado por parte de la rubia.

-No te vayas...-suplicó Lilith con una mirada especial en sus ojos a la cual ni el dios de la muerte se resistió y como respuesta tomo el blanco rostro de la chica, para devolver aquel beso donde el ambiente se puso cada vez más cálido y turbio, varias prendas terminaron en el suelo y quedaron dos cuerpos desnudos entregándose su amor por primera y única vez.

Tras un largo bostezo el dios de la muerte se recostó al lado de su pequeña hija que dormida plácidamente y se quedó dormido, a esa hora en un café cercano a la CCG que supuestamente estaba cerrado para el público se encontraba el nuevo compañero de Haise acompañado por Yomo y Touka donde estaban conversando y tomando café.

La caída de los payasosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora