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Odio la rutina, odio tener que despertar y alistarme para ir a trabajar, odio desayunar solo un pan con nutella por las prisas, odio tomar el autobús en la misma esquina, odio que siempre este lleno, odio llegar y saludar sin obtener respuesta alguna, odio a mis compañeros, odio a mi jefe y tal vez hasta odio mi vida.

Por extraño que parezca, este día no es igual a los otros, tal vez es la misma rutina, pero con algo diferente.

Ese chico del autobús, nunca lo había visto, pero por primera vez alguien me ofreció su asiento y fue él, con una sonrisa tan bonita como las que ves en la revistas de moda o en los anuncios de pasta dental, quede inmediatamente prendada de él, no quise seguir mirando mas allá de su sonrisa, me senté y le di las "gracias", baje mi cabeza hacia mis manos y no la levante otra vez aunque sentía su mirada en mi, el camino se fue tan rápido, que cuando estaba cerca de mi parada, abruptamente me levante y espere a que el camión se parará para bajar rápido que ni siquiera supe en que momento él se bajo.

Continúe mi rutina como siempre, pero diferente, por que en mi mente tenia al chico de la sonrisa, incluso hasta saco la inspiración que había guardado en mi.

Vida de mis díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora