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"Hola" le conteste con una sonrisa, "¿Que tal tu día?" me pregunto con su sonrisa encantadora, "Hasta ahora creo que bien", claro por que el motivo de que fuera bien mi día era él, hizo un gesto de afirmación pero no dijo nada, así que yo le pregunte, "Y ¿Que tal el tuyo?", me miro tan lindo y respondió después de un pequeño suspiro, "Cada vez mucho mejor", no pude evitar contagiarme de su sonrisa y de esa respuesta, sonreí como tonta y baje mi mirada.

Nuestro trayecto de camino no tuvo mas platica, en mi mente formulaba miles de formas para hablarle, pero era tan cobarde que no me atrevía, fue hasta que estaba a punto de llegar a su parada, voltee para ver si se despedía, pero me sorprendió aun mas, me entrego una hermosa rosa roja y me dijo, "Para que tengas un maravilloso día", dicho esto se bajo del autobús y espere a que hiciera su camino, mas sin en cambio, se paro y miro como el autobús se alejaba de él, no sin antes yo formular con mis labios para él un "Gracias".

Llegue tan feliz y con mi rosa roja al trabajo, que todos empezaron a cuchichear, pero no me importaba ni lo que dijeran, ni lo que pensaran, yo estaba feliz y era lo que importaba.

"Tenemos galán nuevo o te la compraste para consentirte", entro diciendo Dario, con una sonrisa picara, "Pues lo creas o no, me la regalo un chico lindo y me deseo un día maravilloso" radiaba mi sonrisa, como si tuviera luz propia.

Comence a contarle todo desde principio a fin, incluso desde tiempo antes, mi amigo se emociono tanto por mi, que con sus gritos provoco que el jefe nos llamara la atención, pero no importaba, hoy incluso el presidente del país podría gritarme y no opacaría mi felicidad.

Vida de mis díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora