Capítulo 15: Nuevos Comienzos

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El aula de laboratorio estaba llena de actividad. Los sonidos de tubos de ensayo chocando, mecheros encendiéndose, y el zumbido suave de conversaciones llenaban el ambiente. Peter Parker caminaba entre las mesas, observando a sus alumnos trabajar en parejas o pequeños grupos. Era el día del desafío experimental de destilación, un proyecto que había planeado cuidadosamente para unir teoría y práctica, además de fomentar el trabajo en equipo. 

—Muy bien, chicos —anunció desde el frente de la clase—. Hoy vamos a poner a prueba lo que aprendimos sobre destilación. Cada equipo tiene los materiales que necesitan para transformar agua salada en agua potable. ¿Quién cree que puede hacerlo en menos de 20 minutos? 

Los estudiantes respondieron con una mezcla de entusiasmo y competitividad. Quentin Quire, alias Kid Omega, levantó la mano con un aire de superioridad. 

—Obvio que nosotros lo haremos primero. Este es el equipo ganador —dijo, señalando a su grupo, que incluía a Phoebe Cuckoo y Pixie. 

—Tranquilo, Quentin. Recuerda que lo importante es la precisión, no solo la velocidad —replicó Peter con una sonrisa. 

En otro rincón del aula, Laura Kinney y sus hermanas trabajaban juntas. Gabby, la más joven, estaba encantada con el experimento. 

—Esto es genial. ¿En serio vamos a convertir agua de mar en algo que podamos beber? —preguntó con los ojos brillantes de emoción. 

—Sí, pero no te emociones tanto. Tienes que seguir las instrucciones —dijo Laura, con un tono que intentaba ser severo pero que tenía un toque protector. 

Bellona, mientras tanto, estaba ajustando cuidadosamente las conexiones entre el matraz y el tubo de condensación. 

—Esto parece más fácil de lo que pensé. ¿Cuál es la trampa, profesor Parker? —preguntó, mirando a Peter con una ceja levantada. 

Peter se acercó a su mesa y se inclinó para revisar su montaje. 

—La trampa es que si no tienen un sellado perfecto, el vapor se escapará y no obtendrán agua destilada. También tienen que controlar la temperatura para evitar que hierva demasiado rápido. 

Gabby asintió con entusiasmo, mientras Laura se concentraba en ajustar el mechero Bunsen. Peter notó el cambio en su actitud desde su última conversación. Aunque seguía siendo reservada, parecía más relajada y menos propensa a la hostilidad. 

—¡Listos, listos... ya! —dijo Peter, marcando el inicio del desafío con un cronómetro. 

Los estudiantes comenzaron a trabajar frenéticamente. Los mecheros brillaban con llamas azules, calentando los matraces llenos de agua salada. Cada equipo tenía un enfoque ligeramente diferente, y Peter disfrutaba viendo cómo aplicaban lo que habían aprendido. 

En la mesa de Quentin, la tensión era evidente. 

—¡Más calor! ¡Sube la llama! —ordenó Quentin, mientras Phoebe rodaba los ojos. 

—Si lo subes demasiado, va a explotar el matraz, genio —replicó Phoebe, ajustando el mechero. 

Mientras tanto, en la mesa de Laura, la dinámica era más tranquila. Bellona y Gabby discutían sobre la mejor manera de recoger el agua destilada, pero Laura mantuvo el enfoque en el proceso. 

—Si dejamos que el vapor se condense en el tubo, tendremos agua en el matraz receptor en pocos minutos —dijo Laura, con una seguridad que sorprendió a Peter. 

—Eso es correcto, Laura. Buen trabajo —intervino Peter, sonriendo mientras revisaba su configuración. 

Por primera vez, Laura no apartó la mirada ni respondió con un gruñido. En su lugar, asintió levemente y volvió a concentrarse en el experimento.   

A los 18 minutos, los primeros equipos comenzaron a recolectar pequeñas cantidades de agua en sus matraces receptores. Quentin fue el primero en levantar la mano. 

—¡Profesor, terminamos! —dijo, sosteniendo un matraz con unos pocos mililitros de líquido claro. 

Peter caminó hacia su mesa y tomó una muestra para analizarla con el medidor de salinidad. 

—Bueno, Quentin, es agua... pero todavía tiene demasiada sal. No es potable. Intenta ajustar la llama y asegurarte de que el tubo de condensación esté completamente sellado. 

Quentin bufó, pero volvió a trabajar en el experimento. 

En la mesa de Laura, el proceso iba mucho mejor. Bellona sostenía el matraz receptor mientras Gabby supervisaba el flujo de agua. Laura, con movimientos precisos, ajustaba la temperatura del mechero. 

—Profesor, creo que lo logramos —dijo Gabby con entusiasmo. 

Peter revisó su trabajo y analizó una muestra. 

—¡Perfecto! Su agua es potable. Felicitaciones, chicas —dijo, sonriendo ampliamente. 

Gabby celebró con un pequeño salto, mientras Bellona le daba una palmada en la espalda a Laura. 

—Buen trabajo, líder —dijo Bellona, provocando una leve sonrisa en su hermana mayor.   

Cuando el desafío terminó, Peter reunió a todos los estudiantes en el frente del aula para discutir los resultados. 

—Hoy aprendimos algo importante: el conocimiento no solo es poder, sino supervivencia. Con este experimento, ahora saben cómo destilar agua en una situación de emergencia, y eso es invaluable. 

Los estudiantes asintieron, algunos con expresiones de orgullo y otros claramente desafiados por el experimento. 

—Quiero destacar al equipo de Laura, Bellona y Gabby por haber completado la destilación correctamente y a tiempo. Buen trabajo, chicas. 

El aplauso que siguió fue sincero, aunque Quentin murmuró algo sobre la suerte bajo su aliento.   

Después de la clase, mientras los estudiantes se dispersaban, Laura se quedó atrás para ayudar a limpiar. Peter, sorprendido pero agradecido, trabajó a su lado en silencio durante un rato antes de hablar. 

—Hiciste un gran trabajo hoy, Laura. Estoy orgulloso de ti. 

Laura se detuvo, con una botella de etanol en la mano, y lo miró fijamente. 

—Gracias —dijo, casi en un susurro. 

El silencio que siguió no era incómodo, sino cargado de una nueva comprensión entre ellos. Finalmente, Laura rompió la quietud. 

—Quiero que sepas algo, Peter. No es fácil para mí sentirme así. 

Peter la miró, sintiendo el peso de sus palabras. 

—Lo sé, Laura. Y lo aprecio. Pero quiero que recuerdes algo: tienes todo el potencial para ser increíble, sin importar lo que sientas por mí o por nadie más. 

Ella asintió lentamente, procesando sus palabras. 

—Estoy trabajando en ello —dijo, dejando la botella en el mostrador y girándose para mirarlo directamente—. Gracias por no rendirte conmigo. 

—Nunca lo haría —respondió Peter, con una sonrisa que alivió la tensión en el aire.   

Esa noche, Peter observó desde una distancia prudente mientras Laura, Gabby y Bellona se unían a los otros estudiantes en el comedor. La interacción entre ellos era más fluida, más natural. Incluso Quentin parecía más relajado, bromeando con Hope y Jubilee. 

Emma Frost se le acercó, con su expresión neutral habitual. 

—Parece que te estás adaptando bien, Parker. 

—Intento hacer lo mejor que puedo —respondió Peter, sin apartar la vista del grupo. 

—Lo estás haciendo mejor de lo que esperábamos —admitió Emma, con un tono que casi sonaba a un cumplido. 

Mientras los estudiantes reían y compartían historias, Peter sintió algo que no había sentido en mucho tiempo: un verdadero sentido de pertenencia. 

Para Laura, esa noche marcó un cambio. Aunque sus sentimientos por Peter seguían presentes, había encontrado algo más importante: un propósito y un lugar donde encajaba. 

Fin del Capítulo 15.

Peter Parker y Laura Kinney: Una Alianza Entre HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora