Robert.
Escucho unas voces lejanas y solo veo una luz blanca muy brillante, no puedo apartar la vista, a pesar de que no lo soporto, todo es blanco, las voces se acercan más y más.
-¿Qué va a pasar? –dice una voz femenina.
¿Será Jessica?
-Aún no lo sé, no he hablado con el doctor, su madre viene en camino –escucho la siguiente voz.
Pero, ¿doctor? ¿A qué viene mi madre?
-¡Gerard! ¡Jessica! –Grito a todo pulmón -¿Dónde estoy? Díganme por favor –sigo gritando, pero no contestan -¿Me oyen? Respóndanme ¡por favor!
Las voces de Gerard y Jessica se vuelven lejanas de nuevo, ahora todo vuelve a cambiar, la oscuridad me invade, todo es negro, no puedo distinguir nada... nada de nuevo.
Salto de página
Jessica.
-¿Qué va a pasar? –le digo a Gerard una vez dentro del cuarto de Robert.
Está hecho un desastre, tiene conectado un respirador y un montón de cables conectados a su pecho y a una máquina, tiene vendaje y gasas puestos por todo el cuerpo, desde sus hombros hasta una de sus piernas, su tórax está completamente vendado al igual que su hombro derecho y pie derecho, tiene gasas en la cabeza y cerca al cuello.
-Aún no lo sé, no he hablado con el doctor, su madre viene en camino –dice Gerard con un tono de voz preocupado –le avise en cuanto me enteré, la pobre viene hecha un mar de lágrimas, será peor para ella cuando se entere del bebé.
-No pensaba decírselo, Gerard –digo.
-Tienes que hacerlo –dice dándome una mirada de reproche -¿Quién mejor para ayudarte que la abuela de ese niño que llevas dentro?
-Pero ni conozco a la señora.
-Las presentaré, contaré parte de lo que has vivido con Robert, las cosas fáciles de digerir, además Robert no está para tomar una decisión y creo que lo tendrás que hacer pronto ¿no lo crees?
Me quedo pensando y tiene toda la razón, la madre del padre de este niño tiene que enterarse, al igual que mis padres, pero no quiero decirles sobre el cáncer, no quiero preocuparlos, por lo menos no hasta que sea necesario, así que lo mejor, será solo decirle a madre de Robert y no hablarlo con nadie más, supongo que Charlie también debería estar ahí, como un médico amigo y no como mi pareja, será desconcertante para la señora y duro saber de todo este enredo.
-Está bien Gerard, ¿Cuándo llega? –digo decidida a acabar con todo esto de una vez por todas.
-Hoy por la noche –dice y toma su teléfono.
-Llamaré a la secretaria de Robert para que les haga una cita en un lugar para comer, lo mejor será un restaurante, no muy elegante pero tampoco será un lugar de comida rápida, te advierto que la señora es algo conservadora, vive bastante bien y a veces es un poco critica, ten cuidado con ella, como puede ser un amor de persona, como puede ser el demonio en persona.
-¿Podrías acompañarme? –le digo temerosa, no quiero enfrentarme con esa mujer sola.
-Veré que puedo hacer –dice y marca un numero en su teléfono –pediré que venga un taxi por ti y le avisaré a una enfermera para que te auxilie a llegar a la entrada.
-¿Te vas tan pronto?
-Tengo muchas cosas que hacer Jessica –dice y suspira –Robert no me la puso fácil ahora –lo mira con tristeza y después me vuelve a ver a mi –espera la llamada de su secretaria –sale de la habitación y desaparece por el pasillo hacia la salida.
Yo me quedo en la habitación, mirando a Robert, tan tranquilo, pareciera que duerme, sin embargo se le ve tan mal físicamente, su piel se ha vuelto pálida y el color de sus labios ha desaparecido, me acerco a él, mis labios empiezan a temblar, reclaman esos besos tan únicos que antes el me daba, una lagrima logra escapar y cae sobre su labio inferior, lo beso, pero no hay respuesta, solo el dolor que esto deja en mi corazón.
-Robert –digo, aunque sé que no me puede escuchar –no me dejes, te necesito más que nunca.
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Así fuimos
RomanceJessica y Robert, se han separado, pero no por mucho, las diferencias se resuelven pero ya no podrán estar juntos, todo en ellos ha cambiado, nuevas adicciones, nuevos problemas y una muerte inesperada les espera