Karan se quedó mirando su teléfono, minutos antes recibió un mensaje de Esteban, un saludo y se quedó pensando en como responderle.
Alan pasó al lado de su hermano que se quedó congelado mirando el teléfono en el mueble, cruzó varias veces hasta que la curiosidad no pudo con él y se asomó para ver.
—¿Con quién hablas, tu amigo?
—Nate, no... es Esteban —Karan desvió la mirada dejándola puesta sobre su hermano. —¿A dónde vas? —Alan estaba vestido en traje, se veía bien de esa manera, le daba un toque aún más serio.
—Mamá quiere que conozca a un omega, —se acomodó la corbata— le dije que perdía el tiempo pero insistió y ahora tengo que ir a una cita a ciegas.
—¿Es porque vas heredar las acciones de la compañía? —Alan asintió.
—Supongo, aunque también posees parte de dichas acciones. En todo caso iré, solo tengo que ser amable y después rechazo la oferta.
Alan se despidió de su hermano besando su frente y antes de irse por completo le dijo que perdiera el miedo y le hablara a su pareja.
—Todavía no somos nada —dijo luego de que la puerta se cerrara detrás de Alan. —Ni siquiera entiendo porque me pongo nervioso.
Por otra parte, Esteban se quedó esperando una respuesta.
—Quizás marqué el número mal, mierda pude hablar con él aquella vez y no lo hice —caminó inquieto por la habitación, ese día la regó horrible desde el momento que dejó que su alfa interno tomara el control, se suponía que él se controlaba bastante bien, pero ya no estaba seguro de ello.
Mientras seguía perdido en sus ideas le llego una notificación al teléfono, corrió hacia al móvil, desbloqueó y leyó el mensaje: «Hola, perdón por no responder enseguida, pensé que era un número desconocido».
Karan desde su casa se arrepintió luego de enviar esa excusa estúpida, ya que desde antes había agregado a Esteban.
«¿De que se puede hablar con un adolescente?» Karan se despeinó el cabello algo irritado. No tendría todas esas preocupaciones si su doctor no le mandara a estar cerca de su alfa.
—¿De verdad debo ser como los demás? —comenzó a pensar sobre su futuro. No veía mal la idea de tener una familia, incluso de tener hijos o un esposo. Se levantó dirigiéndose al baño, se sentó sobre la taza para hacer pipí, era más cómodo que apuntar y ensuciar todo el inodoro con orina. —Supongo que no pierdo nada en intentarlo, ¿no? Bueno mi libertad...
Después de lavarse las manos, tomó el teléfono para enviar otro mensaje a Esteban. En el chat había un nuevo mensaje sin leer, «Ah, no te preocupes» Karan escribió moviendo los dedos deprisa, «¿Qué te gusta hacer?»
Y con esa simple pregunta ambos comenzaron a soltarse, aunque era por mensajes, pero era una buena señal. A Esteban le gustaba jugar baloncesto, comer comida picante y ver películas, en esa parte no especificó un género.
—¿Puedo invitarlo a salir? —Karan preguntó a la nada mientras leía los mensajes. —Mierda, voy a ir a prisión.
—¿Por qué? —Era su papá, un hombre con el cabello lleno de canas, era como una versión adulta de Alan, mantenía ese rostro igual de serio que él. Karan fue a abrazar a su papá y este le dio un beso en la frente. —¿Cómo está mi príncipe?
—Deja de llamarme así papá, tengo 20 años.
—¿Y? —Se apartó de Karan para quitarse el traje de encima, estuvo en un viaje de negocios que le tomó un par de semanas. —Me enteré que ya tienes un alfa —su voz estaba sería. Karan volvió a sentarse apagando la pantalla de su teléfono.
—No es mi alfa aún, y es algo joven. —Miró a su papá como si esperara un regaño de su parte. Él en cambio le acarició la cabeza y tomó asiento a su lado.
—La verdad haz crecido, puedes ir a prisión —comenzó a reírse y Karan infló las mejillas algo enojado. —Mi príncipe se ve tierno. En todo caso, si no quieres aceptarlo puedo enviarte a estudiar fuera del país y eso sería lo mejor. ¿Qué dices?
—Pero papá,
—Alan me dijo que es un alfa dominante, la mayoría del tiempo son un tanto agresivos. Aunque eres fuerte, me preocupo por ti, ¿sabes?
Karan asintió.
—Pero es tu decisión, si fuera por mí jamás tendrías un alfa, te quedarías aquí para siempre siendo mi príncipe mimado —Cambió la voz a una más tierna, como si estuviera hablando con un bebé. Aquello provocó que Karan hiciera una mueca de asco. —Ay, me hieres. ¿Y tu mamá?
—Hum, salió de compras con la tía Luciana.
—Entiendo. Y volviendo a lo del alfa, si intenta pasarse de la raya contigo, métele una buena paliza. —Karan asintió embozando una sonrisa. —Iré a bañarme, estoy cansado. La edad me está matando.
—Pero sí ni siquiera tienes sesenta.
—Estoy cerca. —Subió las escaleras y Karan abrió la pantalla desbloqueando justo en el chat abierto con Esteban. Se disculpó primero, comentando sobre su papá llegando a casa. Y al final se armó de valor invitando a Esteban a ver una película el fin de semana.
Nota del autor.
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OMEGA POR ERROR
JugendliteraturKaran es un omega nacido de una familia de completos alfas, un día yendo a su chequeo médico debido a problemas con su segundo género, se encuentra con Esteban, y poco a poco esos encuentros serán más frecuentes en la vida de Karan, trayendo consigo...