Capítulo 10: Invitación.

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Nate se hallaba acostado en su cama perdido mirando el techo. Ese día no hubo clases en la universidad y por esa razón estaba un tanto aburrido. Además, Karan estaba en casa de sus abuelos, por eso no pasar el tiempo con él. Sus hermanas se peleaban en la planta de abajo, por una ropa o una cosa así y su hermano menor estaba en la pubertad, se encerraba en su habitación o se quejaba de ser un omega siempre que podía.

El teléfono vibró cerca de su oído, se sentó desbloqueando la pantalla, era un mensaje de Alan, cosa que lo extrañó.

«Ven aquí, estoy haciendo pastel».

—¿Desde cuándo somos tan amigos? —se cuestionó. Pasó más de una semana después de que estuvo en casa de Karan y en ningún momento habló con su hermano por mensaje. «Vaya manera de acercarse» pensó mientras respondía con un: está bien.

Entró a la marquesina de su casa y se subió a su auto, era un buen modelo a pesar de que no era tan costoso, y el color gris le gustaba, aunque pensaba en cambiarlo por otro coche de color rojo vino.

Para llegar no le tomó mucho tiempo, unos treinta minutos. Nate se bajó del auto y se quedó observando la enorme casa por unos segundos antes de acercarse a la puerta. Se cuestionó una vez el porque aceptó venir, la última vez se sintió tan incómodo cerca de Alan, pero no fue de ese modo cuando él lo llevaba de regreso a su casa. Tampoco sería malo tener una buena relación con el hermano de su amigo, se convenció y decidió tocar el timbre. No pasaron diez segundos y Alan abrió la puerta. Sostuvo a Nate de la mano arrastrándolo dentro de la casa yendo directo con él a la cocina.

—Llegas en el momento perfecto, estoy preparando la crema, prueba. —Sin previo aviso le acercó el cucharón a la boca a Nate, que abrió los ojos con sorpresa al sentir el dulce sabor. —¿Está bueno?

—Sí —Alan se alejó concentrándose en su pastel. Empezó a decorarlo con la crema, Nate se sentó en la barra concentrado en mirarlo. —Por cierto, ¿Por qué me dijiste que viniera?

—Para comer pastel juntos —respondió simple— pensé que lo entendiste por el mensaje, ¿o no te gustan tanto?

—Ah, no es eso. Pensé que querías decirme algo más —Nate se quedó callado unos segundos —bueno, eso no importa.

Alan quitó la vista del pastel para ver a Nate, que parecía un poco inquieto aunque no estaba incómodo como la otra vez.

—¿A parte de la música, que otra cosa te gusta? —eso fue inesperado para Nate que apoyó los codos sobre la meseta y colocó su mandíbula encima de sus manos.

—Jugar vídeo juegos, si son de terror mejor. Hubo un momento en que me gustó jugar fútbol pero lo dejé.

Alan asintió terminando con el pastel y llevándolo al refrigerador.

—¿Por qué lo dejaste?, ¿Perdiste interés?

—Tal vez, además estaba más activo cuando estaba en la escuela, en la universidad solo hay club de baloncesto y volibol. —Alan volvió a mover la cabeza en afirmación, se acercó sentándose frente a Nate, al otro lado de la meseta. —¿A parte de hacer, pasteles que más te gusta hacer?

Alan arrugó la expresión por la forma en que Nate preguntó, cosa que hizo que él sonriera levemente. Nate extrañado se quedó mirando sus facciones.

—Me gusta hornear galletas, hacer mermelada y también cocino cosas saladas —Nate alzó las cejas con interés— y me gusta ejercitarme, por eso siempre estoy en forma. Hum creo que es bueno para el canto.

—Oh, no sabía. ¿Por qué te hiciste cantante? —La mirada de Nate estaba algo entusiasmada. En serio le gustaba demasiado la música y era muy fanático de los artistas a los que seguía. —También quiero saber tu edad, tu comida preferida y tu color favorito, nadie lo sabía en la página de fans. Supongo porque pocas veces aceptas entrevistas de fans.

Alan frunció las cejas y Nate notando que se excedió comenzó a sonrojarse de la vergüenza.

—Hum, desde pequeño me gustó la música, aunque no sigo a tantos artistas realmente, pero me gusta escuchar los diferentes estilos de música y bueno también mis padres tuvieron que ver un poco en eso, me metieron a clases de piano desde que era pequeño. —Nate asintió, seguía con las mejillas rojas. —Ah, tengo 24 años, me gustan las hamburguesas o cualquier cosa dulce y me gusta el color azul. —concluyó Alan.

—¿En serio tocas el piano? —Alan afirmó con la cabeza. —Nunca vi nada sobre eso, eres muy reservado con tu vida. —Alan volvió a hacer el mismo movimiento de cabeza de antes. —Y te gusta asentir. —Hizo el mismo gesto otra vez, provocando que Nate estallara en risas.

—Ya creo que el pastel está listo —Alan sacó el biscocho del refrigerador, tomó dos platos y comenzó a servir. —¿Quieres jugar después?

Nate arqueó una ceja mientras cogía el pastel servido.

—¿Sabes jugar? —Alan movió la cabeza en afirmación. —Bien, no veo problema.

—Si quieres más pastel, te puedo volver a servir.

—Espera que termine de comer —Nate quedó encantado con el sabor. —Serás un bien esposo —soltó a modo de broma.

—¿Crees?

—Ajá, la mayoría de los omegas les gusta las cosas dulces. Mis hermanos siempre que voy a alguna parte me piden que les traiga chocolate y esas cosas.

Alan asintió.

—Entonces, deberías llevar pastel para ellos.

—Cierto, no lo pensé. —Se llevó otra porción de pastel a la boca, dejando algo de crema esparcida cerca de sus labios. Se limpió rápidamente mientras Alan lo veía con detenimiento.

—¿Cómo se llaman tus hermanos?

—Hum, tengo tres hermanas; Lucía, Sara y Helen; el nombre de mi hermano menor es Daniel, pero casi siempre le digo Dani.

—¿Todos omegas? —Alan terminó de comer, por lo tanto se recostó un poco en su asiento. Nate asintió ante la pregunta. —Así que, eres el único alfa.

—Mi papá y yo somos los alfas de la familia.

El tiempo pasó, Nate se quedó a jugar con Alan, de esa manera descubrió que Alan era un asco en los juegos, y eso que tenía el mejor equipo para poder jugar, una computadora con buen procesador y no poseía la habilidad para poder jugar. Vaya desperdicio.

—¿En serio eres hermano de Karan? —Alan rodó los ojos, Nate le hizo esa pregunta cómo unas cinco veces luego de que perdiera contra él.

—Sí, lo soy. Perdí porque estoy algo oxidado —dio también la misma excusa que venía diciendo, eso provocó que Nate riera, y él solo sonrió mirándolo fijo.

—¿Qué hora es? —Preguntó aún entre risas —debo llegar a mi casa temprano sabes, la próxima invítame de día. ¿O eres un loco que hornea pasteles de noche?

—Nada de eso, trabajo durante el día, es por eso —Alan alzó un poco la mano para ver la hora en su reloj, el cuál era bastante lujoso. —Son cerca de las once.

—Oh, tengo que irme. Gracias por la invitación, no pensé que fueras tan amigable. —Alan mostró una leve sonrisa.

—¿Te llevo?

—No, vine en mi auto. —Alan lo acompañó hasta la puerta. —Nos vemos —extendió su mano estrechándola con la de Alan.

—Hasta luego. —Él se quedó a mirar cómo Nate se iba en su coche y después cerró la puerta regresando adentro.

Nota del autor.

Perdón por las actualizaciones lentas, estoy mala de salud y se me complica. Incluso tuve que dejar mi trabajo por esa razón 😔 

Gracias por el apoyo y adiós. 

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⏰ Última actualización: Jan 27 ⏰

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