Ink words.

Capítulo 1

"Y así, juntos, cogidos de la mano, caminaron hacia un lugar en el que ambos pudieran ser felices, alejados de sus familiares que se oponían a su relación. Y en ese momento, la princesa dijo..." La linterna se me cayó al suelo en el instante en el que estaba leyendo la parte más interesante del libro. Y como de costumbre, desperté a mi madre, quien se puso a gritarme desde el piso de abajo. "Menos mal que no vive nadie a nuestro alrededor" me dije, aliviado. Por este tipo de cosas vivíamos en un chalet, para evitar las quejas de los vecinos que siempre había en los edificios.
-Desmond, son las tres de la mañana, ¿quieres dejar de hacer ruido e irte a dormir, que mañana tienes clase? -gritó, al más puro estilo de vendedora de verduras callejera. Mi madre venía de una familia acomodada, pero a veces no se le notaban nada los modales que había adquirido en aquella casa. Y es que, criarte como una princesa, no te convertía en ella.
-Mañana es sábado...-dije, extasiado de tener que recordarla siempre el día en el que vivíamos.- Y además, estoy de vacaciones, necesito relajarme un poco.
-¿Y qué más da que sea sábado? Sigues teniendo que ir a la academia. Si no te hubieran quedado siete a lo mejor podrías permitirte el lujo de acostarte tarde, pero como no es el caso, para ti este verano no va a haber ningún tipo de libertad.
-Mamá... Se suspende con un 4 o menos, no con un 8 que es la nota que tengo yo en esas asignaturas. ¿Por qué no me dejas descansar? Tan solo quiero leer... -no pude reprimir dar un gran bostezo. Llevaba varios días acostándome y levantándome tarde, desde que habían empezado las vacaciones hacía ya un mes. Mi reloj biológico estaba completamente desequilibrado, por las noches no tenía sueño y por las mañanas me dormía por los rincones. Aunque nunca fui una persona de dormir demasiado. En verdad, odiaba estar de vacaciones. No hacía nada productivo, como buen adolescente que era, ni tampoco viajaba a ninguna parte. Tan solo dibujaba o inventaba historietas en mi cabeza que nunca llegaba a escribir. Cuando éramos pequeños, mi padre solía llevarnos a mi hermano y a mí a lugares recónditos del mundo, a países exóticos con zonas inexploradas. Recuerdo que una vez nos llevó a un zoo de Londres para ver un ejemplar raro de un animal. Era un tigre de color blanco, con un ojo de cada color. Lo habían capturado por eso mismo, por ser diferente al resto de su especie. Mi hermano, que era muy sensible, lloró al verle cautivo, e insistía en querer liberarlo. Yo, por mi parte, solo me lo quedé mirando. Le miré a los ojos, fijamente, durante unos instantes. Mi padre nos puso una mano en el hombro a cada uno y nos dijo unas palabras que jamás olvidaré: "Chicos, recordad que lo que la sociedad quiere es que seamos todos iguales, en forma de ser y pensamiento. Yo solo os diré que si no sois vosotros mismos, no vais a encontrar la felicidad nunca". Ahora, después de que mis padres se separaran, solo podía aspirar a viajar con mi imaginación o mediante mis libros. Era triste que no fuera a ver a mi padre hasta dentro de mucho tiempo. Nos habían prohibido ir a visitarle y tampoco podíamos quedarnos con él los fines de semana, por la simple razón de que mi padre, después de separarse de mi madre, había cambiado completamente. Su forma de ser ya no era la misma desde hacía tiempo, por eso mi madre dejó de quererle, pero el detonante fue aquel trágico accidente. Aquel día en el que mi padre perdió los nervios en un arrebato de locura y pasó de ser la persona a la que más admiraba en el mundo a la persona a la que jamás podría volver a mirar a los ojos. Aquel día, teniendo mi hermano diez años y yo trece, él se atrevió a pegarnos.

Vaaale, es algo corto, pero es solo el primer capítulo. La foto es de Sora de Kingdom Hearts, que en esta historia va a ser el protagonista, Desmond. En fin, espero que la historia os vaya gustando :).