Incondicionalmente

672 64 18
                                    

Disclaimer: El universo de Death Note y sus personajes son propiedad de Tsugumi Ōba y yo sólo los utilizo con meros fines de entretenimiento.

.

.

Incondicionalmente

One Shot

.

.

Sus piernas tambaleantes se movían a todo lo que daban. Le faltaba el aire, su vista se nublaba, sus energías mermaban poco a poco. El dolor era tan insoportable que apenas y podía mantenerse en pie.

Afortunadamente había logrado escapar sin que nadie lo viese, o al menos tenía esa impresión. Sentado en el suelo reposaba contra un desgastado muro, rodeado de pilas de escombros y columnas de interminables llamas que se elevaban feroces envolviendo la devastada construcción. De seguro aquella explosión —que él mismo hubo ocasionado— se había llevado más de una vida, pero a ese rubio egoísta poco le importaba: él estaba con vida, había salido victorioso y eso era lo que contaba. Una victoria con sabor amargo, pero contaba de cualquier modo.

La fuerza apenas le alcanzaba para mover los dedos a través del teclado de ese teléfono celular que cargaba. No sabía cómo, pero el aparato había sobrevivido junto a él; agradecía que aún funcionase. Habiendo marcado el último número su mano temblorosa llevó el teléfono al oído.

Se quedó sin hablar un momento, no podía articular palabra alguna sin que le dolieran las heridas —muy graves, por cierto—. Jadeaba agotado a través del micrófono, se notaba que apenas y podía respirar.

Y entonces, aquella voz no tardó en contestar.

—¡¿Mello?! ¡¿Eres tú?! —exclamó un hombre al otro lado, desesperado, habiéndose percatado de la situación con sólo oír el suave sonido de la respiración alterada.

—Sé que la última vez te mandé al demonio y dije que... que no necesitaba ayuda. ¿Recuerdas, Matt? —recién entonces pudo informar el otro, el dolor le dificultaba hablar con fluidez y su voz sonaba débil—. Bueno, odio admitirlo, pero... me he equivocado.

—¿Pero qué rayos sucede? ¿Por qué de pronto me llamas así...?

La última vez que hubieron hablado seguramente fue hace años, antes de que Mello decidiera abandonar Wammy's House por voluntad propia. No era de extrañarse que Matt se sorprendiera tanto por la repentina llamada.

—Tuve un inconveniente... bastante grande, y eres la única persona en quien confío. Te explicaré cuando llegues. —Sí, él ya había asumido que su compañero iría a buscarlo, y no estaba equivocado.

—Dime dónde estás, Mello. Voy de inmediato.

La llamada fue cortada tan pronto como Mello hubo informado de su posición, pero antes de eso éste logró oír el motor del auto acelerando. En ese segundo media sonrisa se dibujó en su rostro ensangrentado. Entonces aquella mano cayó a un lado de su cuerpo, y él reposó la nuca contra el muro intentando mantenerse consciente; su mirada se perdía entre el ambiente ennegrecido por las oscuras nubes de humo.

.

.

.

—¡Ahí estás! Demonios, Mello.

Aquella voz tan familiar lo despertó del sueño momentáneo en el cual sin darse cuenta había caído, y entre imágenes distorsionadas su vista logró identificar al propietario: un hombre castaño de camiseta a rayas que se acercaba corriendo a su posición. No era nada menos que el único amigo de su infancia.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 24, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

IncondicionalmenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora