Capítulo 3: Infancia

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¿Tú también te has comido una fruta del diablo?—Preguntó la chica mirando la mejilla elástica.

¿Zú zambien? ¿Y que fruza ze haz comedo zú?—Preguntó Luffy intentando hablar con la mejilla estirada.

No lo sé. Tampoco sé lo que hace—Dijo devolviendo la mejilla a su sitio.

¿No sabes lo que hace?—Preguntó Ace.

No...—Contestó—Aunque estoy segura de que lo que quiera que haga me ayudará a convertirme en pirata—Dijo con una gran sonrisa.

El silencio rodeó la habitación hasta que todos los presentes menos Ace y Luffy se cayeron de espaldas hacia atrás pensando lo mismo.

¡Otra igual no!—Gritaron Dadan y sus hombres en sus cabezas.

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.

El silencio seguía siendo incomodo en el cuarto donde se encontraban y Dadan y sus hombres permanecían en el suelo preguntándose por qué razón cruel del destino todos los niños que se cruzaban en su camino deseaban ser piratas.

—¡¿En serio quieres ser pirata?! ¡Nosotros también!—Exclamó Luffy eufórico—¿Verdad Ace?

El moreno observó a los dos niños que tenía delante y asintió. Por lo que parecía tendría más competidores a parte de Luffy para ser un gran pirata, pero él le demostraría al mundo de lo que era capaz y sobresaldría entre todos ellos, de eso estaba seguro.

—Aunque, yo no solo voy a ser solo un pirata, voy a ser el próximo rey de los piratas—Dijo Luffy poniendo los brazos en jarra.

—¿Quieres ser el rey de los piratas?—Preguntó Lía—¡Eso es increíble!

—¿En serio?—preguntó Dadan temiéndose lo peor.

—¡Claro! ¡Gold D. Roger fue el rey de los piratas y él fue increíble!

Ace se estremeció al oír de entre todas las cosas posibles el nombre de ese hombre que tanto había despreciado en su vida salir por los labios de esa chica.

—Mi nana me contó muchas historias sobre él y su tripulación, cuando sea mayor quiero ser tan fuerte como él—Dijo con una sonrisa en los labios.

—¡Cállate! Ese hombre no era nadie para admirar, solo es un demonio, ¡Un monstruo!—Gritó Ace.

Lía observó como Ace miraba al suelo con el entrecejo arrugado y los labios apretados como si estuviera consumiéndose por una rabia interior. Cuando se dio cuenta, Ace comenzó a andar hacia unas pequeñas escaleras perdiéndose entre los pasillos de la casa. Ella no entendía nada, parecía haberse enfadado porque había nombrado a Gold D. Roger y el ambiente a su alrededor comenzó a ser tenso, como si las personas allí pensaran que el nombre del rey de los piratas estuviera prohibido.

—Muy bien, ¡Dejad de hablar de tonterías mocosos!—Gritó Dadan intentando cambiar ese ambiente tétrico—Vamos a lo importante, tu nombre es Lía ¿no?—La niña asintió—Bien, ¿De dónde eres? ¿Cómo nos ponemos en contacto con tus padres?

Lía se congeló al oír la pregunta y simplemente miró al suelo sin responder absolutamente nada. Dadan siguió preguntando cosas, era lo mismo que con el alcalde, ella no pertenecía a ningún lugar y esas preguntas no tenían respuesta en el mundo en que le había tocado vivir.

—¿Qué ocurre? ¿No lo recuerdas?—Preguntó Magra con rostro preocupado.

—Yo... sí pero... yo... no...

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