Solía sentirme importante, al menos por un instante,
hasta que todo se volvió más cortante y distante.
Me preguntaba a diario qué pasaba conmigo,
pensando y sobrepensando cada paso,
descubriendo en el camino que el rechazo
era lo que, gota a gota, llenaba mi vaso.Mi mente divagaba a diario mientras buscaba cómo llamar tu atención en cada instante,
pero, entre más lo intentaba, más fracasos se acumulaban,
provocando que cada vez te volvieras más distante.
Mis huesos tronaban con cada movimiento de angustia,
por intentar ser diferente, por intentar ser suficiente,
pero la vida me jugaba en vano,
y tropezaba en un abismo sin fondo
que me hacía sentir insuficiente.Aunque lo intentaba de día y lo sobrepensaba de noche,
entre lagunas de pensamientos rotos
que dejaban un agudo dolor en el alma,
no podía estar en calma,
porque sentía que debía esforzarme más
por ser algo que no era,
por convertirme en lo que tú necesitabas,
para así sentirme completo y en calma.Sigo pensando que soy el problema
de muchas desavenencias que la vida se complace en presentar a diario.
Busco y marco cada fecha de infortunios
en un absurdo y estúpido calendario,
esperando el día en que quizás todo sea más normal,
y llorar sea una opción y no una necesidad.
Solo espero ese día en el cual "insuficiente"
sea solo una palabra que poco conozca,
porque poco la vivo en mi caminar diario.Aunque mis esperanzas estén por los cielos
y mi poca fe mueva mil montañas de un lado a otro,
no es suficiente...
Seguiré siendo el segundo o, quizás, el último.
Nunca el primero. Nunca la prioridad.
Simplemente uno más.
Simplemente otro.
Otro corazón roto.
