Capitulo III

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Me disponía a guardar mis cosas. El viaje ya había terminado y ahora teníamos que dejar todo listo para poder entregar las habitaciones. Casi toda mi ropa estaba llena de arena, ¡y tenía que ser! gran parte del tiempo la pasamos en la playa. Me agaché para recoger unas prendas que estaban regadas en el piso y cuando las levanté quedaron al descubierto las bragas de Lauren, las recogí y cuando estuvieron en mis manos recordé la noche en que yo misma se las había arrancado del cuerpo, sonreí para mis adentros y sin darme cuenta dirigí las bragas hasta mi rostro, cerré los ojos y absorbí su aroma.

"—Eres una enferma, deja de oler la ropa interior de Lauren.

—No soy una enferma, a estas alturas ya olí mucho más que sólo su ropa interior.

—Pero es enfermo.

— Bueno, sí lo es, pero huelen bien" —Mientras me debatía con mi conciencia en una pelea por si era enfermo o no olfatear las bragas de Lauren, alguien entró en la habitación.

—Camila, ya nos están esperando en... —Dinah había entrado sin siquiera tocar la puerta— ¿Qué haces? —me preguntó curiosa al notar mi reacción.

—Nada. Sólo estoy guardando mis cosas —Le contesté mientras escondía por detrás de mi espalda las bragas.

— ¿Qué tienes ahí? —Lo había notado

— ¿Yo?... nada —le contesté muy nerviosa. Me daba mucha vergüenza pensar en que pudiera darse cuenta de lo que estaba haciendo "—te da vergüenza porque sabes que es enfermo.

— ¡Cállate!" Otra vez mi estúpida conciencia.

Dinah no pudo seguir con su interrogatorio porque para mí buena suerte, Ally había venido a buscarla.

—Qué bueno que te encuentro, necesitamos que vayas a recepción a firmar unos papeles porque la habitación está a tu nombre —comenzó a decir Ally a Dinah, completamente ajena a la escena que se estaba desarrollando en ese momento, pero no tardó mucho en percibir la tensión

— ¿interrumpo algo? —Su mirada iba de Dinah a mí, y regresaba, como si estuviera presenciando un juego de tenis.

—No, nada. De hecho Dinah ya se iba —Dije rápidamente para salir al paso de aquella embarazosa situación. Dinah no dijo nada más y salió del cuarto con una expresión de estar muy confundida.

—Entonces apresúrate, nos vemos en la recepción —dijo Ally, y después se fue serrando la puerta tras de sí.

Los siguientes meses fueron todo un reto para la relación que manteníamos Lauren y yo, lo más difícil fue decirle a mi familia que estaba saliendo con una chica, y aunque la noticia no la tomaron mal, no dejó de ser una sorpresa para todos. Por otro lado, mi vida sentimental no era todo. Acababa de conseguir un trabajo como jefa de redacción en una pequeña revista, cosa que ocupaba la mayor parte de mí tiempo. Al igual que yo, Lauren no se quedaba atrás, pues ahora había pasado a tomar parte importante en la dirección de la empresa de su familia. En resumen: el tiempo que teníamos para nosotras, era más bien limitado, en ocasiones salíamos juntas a almorzar y cuando la vida era muy generosa, podíamos pasar un fin de semana sin más preocupación que producirle la mayor cantidad de orgasmos posibles a la otra.

Una tarde mientras me encontraba trabajando en un artículo que debía estar listo para la mañana siguiente el teléfono sonó.

—Oficina de redacción, ¿Con quién tengo el gusto? —Contesté un tanto distraída, pues tenía toda mi atención dirigida hacia el artículo.

— ¡Por Dios! Me vas a matar con tanta formalidad —Escuché a Lauren del otro lado de la línea, y su voz fue suficiente para que yo volviera en mí.

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