Cosas De Historias

El Amor de una Hermana

La luz de la luna golpeaba el patio trasero de la vivienda de los creyentes del Tao, el hijo varón de la familia se encontraba tranquilo sentado en medio del patio meditando mientras su figura era iluminada de manera majestuosa por la luz de la luna.

El Solariano estaba tranquilo, simplemente pensando y reviviendo antiguos recuerdos para así despejar su mente y tener más claros sus objetivos del mañana.

Aunque no lo demostrara actualmente le hacia feliz ver como estaba yendo su vida y las cosas que estaba cambiando, sus promesas esta vez son sostenidas por una base de metal resistente.

Le ha ayudado mucho saber que hacer.

Su oreja se movió ligeramente en cuanto la vibración del ruido retumbo en sus timpanos, resonando el recuerdo de la madera rechinando la cuál se transformó en los pasos en la hierba del jardín.

Yi:...

Heng:... Sabia que estarias aquí.

Yi: necesitaba despejarme un poco y descansar de la tecnología.

La joven Taoísta sonrió con orgullo por oír eso de su apreciado hermano, ella procedio a acercarse a él y sentarse sobre sus rodillas a su lado.

Heng: suenas como un verdadero Taoista querido hermano.

Yi: mmmh, el Tao no es algo en lo que crea. Aún si ya se de su existencia.

Heng: -rie levemente- lo sé, solo bromeaba.

La Solariana miró el cielo nocturno.

Heng: la luna se ve hermosa hoy ¿No lo crees?

Yi dejó de meditar abriendo sus ojos, su vista pronto se adaptó de manera rápida mientras veía el cielo. La luna devolviendole un reconfortante destello de luz azulada y calmada como sus pensamientos.

Yi: si... Lo creo.

El Sol sintió que su hermana apoyó su cabeza en su hombro haciendo que la mirara viendo a esta con una sonrisa.

Heng: no sabes cuanto me alegra que podamos hablar de esta forma sin que muestres ese lado tan ciego que tenías antes.

Yi:...

Heng: se que no crees en lo que yo, pero me hace feliz poder hablar de esto contigo y que te muestres interesado por escucharme.

El Solariano de pelaje color crema de manera imperceptible frunció el ceño al darse cuenta que era muy probable que Heng antes de que el regresara al pasado se sintiera así a veces, era algo que no ocurria pero que le inquietaba de cierto modo pensarlo.

Yi: creo que es lo justo, después de todo tú siempre me has apoyado con mis locuras, incluso fuiste quién formo parte de una de ellas.

Heng frunció el ceño al recordar el dia que fracaso el experimento de la Ninfa Mística, un malestar en su corazón se sintió mientras la imagen de su hermano muerto con su corazón dejando de palpitar revivia y se clavaba a fuego en su mente.

Abrazó el brazo de su Querido Hermano aferrandose a el manteniendo la expresión tranquila de siempre, sin embargo Yi no fue ajeno a la acción de su hermana.

Yi: Heng-

El Solariano no alcanzó a intentar disculparse con su hermana pues esta pronto lo tumbó al suelo subiendose encima de él.

Heng: no digas nada, tranquilo. -dijo acostandose sobre su pecho mientras se embriagaba con el olor del Solariano-

Hace mucho que no sabía que le ocurría, ver el gran cambio que su hermano tuvo después del accidente con la Ninfa Mística, ver lo tranquilo y amable que opaco por completo el chico Orgulloso e Inteligente que solía ser hizo que empezará a sentir otras cosas por el.

Apoyó sus manos por encima de los hombros de su hermano, sus miradas se encontraron mientras Heng solo podía perderse en los ojos de Yi.

Una sonrisa que irradiaba cariño se poso en sua delicados labios.

Simplemente se recostó encima de el mientras lo abrazaba, el Sol de la Innovación que estuvo todo el tiempo extrañado por el actuar de su hermana paso de estar confundido a tranquilo otra vez, escuchando la respiración suave de su hermana sobre y como el cuerpo de esta pronto cayó sobre el de el.

Yi: acaso se durmió?.

[Me temo que si Señor, su Signos indican una relajación profunda]

Yi: era una pregunta retórica Abaco.

FIN