Capitulo 3

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En 4 se aseguraban diferentes caminos a la felicidad, en otras 4 habían candados, en 2 más habían guardianes de negras vestiduras y rozando los 2 metros de altura, sin embargo en las puertas que protegían decía: "soberbia y conocimiento" y "capacidad para olvidar". Esa última idea resultó interesante para ella, luego recordó que el árbol antes de partir le dijo: 'superar y no olvidar, superar y olvidar'. 

Su confusión aumento, las demás puertas ni las vio y una neblina inundó el lugar haciendo tenebroso continuar el camino. Un cuervo sobrevoló el lugar para nunca volver a pasar.

Decidió volver por donde vino y un nudo en la garganta le heló la sangre al ver que no podía hacerlo. Era como si tuviera que elegir una puerta, y desconfiaba de esas 4 puertas que aseguraban la felicidad.

Un tercer guardián apareció de entre la neblina y le ofreció enseñarle una rápida visión del camino que llevaba una puerta, la que quisiese, a cambio de un pétalo azul.

Sin embargo ella nunca le dijo que llevaba pétalos en su cesto...

Pero aceptó, escogió la primer puerta de la felicidad.

Al abrirla un grito estremeció el lugar, no disipó la neblina pero si el cuervo hubiera seguido ahí su permanencia se hubiera visto comprometida. No era un grito humano y lo que vio a continuación la estremeció aún más. Figuras negras caminaban por húmedos, babosos y malolientes ladrillos grises, en sus espaldas salían brazos o cabezas, que giraban o gritaban en idiomas desconocidos para ella, era como si se derritieran constantemente, como si fueran hechos de petróleo, en su andar caminante solo hacía falta una música de suspenso, quizás de marcha de guerra. Otras figuras volaban por la neblina con alas como de murciélago y chillaban al ver esa inocencia en ella, había demasiada neblina acá y reaccionó, cayó de rodillas adonde estaba en un principio, viendo las 12 puertas; era como si el guardián sonriera, pero sin dientes.

El tercer guardián desapareció con su paga; su pétalo azul.

Se molestó y sin saber por qué, se fue a la puerta de olvidar, al girar la perilla una voz en su oído le dijo: -¿estás loca? ¿realmente quieres eso?

 Al girar la perilla dorada y cruzar sin ver el marco de la puerta, solo sabiendo que estaba ahí, una luz blanca lastimó sus parpados. Al abrir esperanzada sus ojos vio algo extraño pero que ya había visto antes,  neblina... y además una carretera de lastre. 

Sus zapatillas parecían ya no brillar, nada pasó.

 Cuando giró su cabeza vio una hilera de dientes que le sonreían, era una de aquellas criaturas, negra y brillante como las anteriores, con 2 enormes alas de murciélago -¿creíste que era tan fácil? y en una risa burlona se esfumó.


Cinco candadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora