Cinco candados

Capitulo 5

Al azar escogió la primer puerta blanca, un cuarto lleno de armas se le apareció, una tortuga** le  miró y preguntó -¿son esos pétalos bella niña? Ella desconfiada le miró, asintiendo con la cabeza confirmó su sí. La tortuga de cientos de años se esperanzó y pareció contener el aliento por un instante, aunque claro que fue una impresión, después de todo es una tortuga... 

Sus pensamientos se aclararon, y pensando con la cabeza fría ofreció dar un par de pétalos por una de una de esas armas, la tortuga ilusionada aceptó, eran su mayor tesoro hasta el momento en un mundo en donde con costo y salía el sol.

- Hey hey hey ¿para donde vas tan rápido niña mía? -Le dijo una voz cuando estaba a punto de marcharse y volver a la neblina- si quieres llevar eso contigo algo en este mundo debes dejar.

Ella asustada pensó en que no llevaba consigo nada más que su cesto de pétalos, casi al instante pensó en sus prendas, hubiera dejado un zapato de ser necesario, pero en vez dejó un arete dorado con forma de delfín que le dio su madre, lo tiró rápidamente y volvió a la neblina por que sabía que el guardián debía de estar molesto, con el arma oculta en el cesto le miró y observó además que ahora había un candado en la primer puerta, esa puerta que visitó en un inicio, la puerta que proclamaba felicidad y mostraba demonios negros con aberraciones en su conformación.

¿Tienes ya tu decisión chica? - le dijo el guardián, pero al instante una gota de sangre cayó por su pie y se desplomó.  La chica inteligente había disparado. Su estrepitosa caída no retumbo en los oídos de nuestra protagonista como lo hicieron esas llaves al golpear el piso.

Habían 5 llaves, todas doradas. 

Cuatro llaves eran de las puertas olvidadas con candados, y una más que abría la puerta de la felicidad, aquella puerta de demonios, donde misteriosamente había aparecido un candado.

De nuevo sin pensarlo mucho se fue a abrir esa puerta, la de los demonios y no la de flores y violines. No fue a abrirle tampoco a las supuestas chicas encerradas, simplemente se dirigió a esa puerta de demonios y la abrió.

Flores fue lo que vio, 4 chicas bailando y felices por su elección, a los 2 guardianes lamentándose detrás de ella, pues estaban destinados a estar ahí siempre.

El guardián de la puerta del olvido había quedado ahí por ser una persona normal que escogió el camino fácil a sus problemas y eligió esa puerta, fue la primer puerta que eligió y estaba destinado a estar ahí hasta que alguien más de igual mentalidad cometiera su error, la chica no quedó atrapada ahí como nueva guardian por su desconfianza e inocencia.

El guardián de la soberbia fue aquel que queriendo saberlo todo desde el inicio encontró la respuesta en esa puerta y cayó en la trampa del egoísmo, pues no quiso ayudar a las supuestas 4 chicas cuando el tercer guardián se le mostró

La tienda de armas era una ayuda pero no cualquiera llegaba ahí.

La intuición la hizo abrir el candado de los demonios, pues ese era también un engaño, y allí no había demonios ya. Sin embargo realmente los había en la puerta que flores y violines, que mostraba todo lo que la persona anhelaba.

Al continuar su camino vio al chico que había amado siempre pidiéndole perdón por todo y de rodillas suplicando, ella se limitó despojarse un pañuelo azul que usaba en su cuello y entregárselo. Sin decir una palabra se alejó y él comprendió entre lagrimas, lagrimas que tal vez algún día originen hongos de bellos colores...

¿pero adonde estaba ella ahora?

 La verdad poco le importaba,había aprendido a superar aquello que le hacía daño y no a olvidarlo, simplemente superarlo, una carcajada se mostró en su mente y ella siguió su camino, no debía de estar lejos de casa pues sabía que ese chico no la iba a seguir tanto, esto le dio aún mas gracia. Había superado con destreza una prueba que perfectamente pudo haberlo matado y ella sabia que fue real, aunque la tacharan de loca al contarla todo este tiempo a quien con gusto se ofreciera a oírla.

** Puedes cambiar el animal.