d o s

22 2 2
                                    

Otro día más de escuela, genial.

Me levanté de mi cama y me encamine hacia el armario para sacar ropa y darme un corto baño, si es que media hora es corto tiempo, ja.

Al entrar a la ducha y dejar qué el agua moje mi cuerpo pensé sobre lo de ayer. ¿Y si en realidad fue solo un reto? ¿O estaba aburrido y me vio como una "presa fácil"? ¿O que tal sí...? Okay Laya, tienes qué calmarte, piensa cosas positivas.
¿Qué tal sí realmente te quiere conocer y tener una gran amistad? O algo más que eso... espero.

Salí del baño después de enjabonarme y asear mi cabeza.

Me seque y me vestí con la ropa qué había elegido antes. Una sencilla, solo unos jeans ajustados negro azulados y una blusa verde, mis vans eran negras. Después cepille mis dientes.

Cheque la hora en mi celular.

«7:43»

¡Mierda, se me hace tarde!

Baje rápidamente de mi habitación y fui directamente a la cocina y tome una manzana para comer en el camino.

-¡Papá, se me hace tarde! ¿Me podrás llevar?- dije dirigiéndome a la sala donde se encontraba mi padre viendo la tele. El entra más tarde al trabajo, por suerte.

El voltea hacia mi y me dedica una sonrisa burlona. -Pensé que te habías ido con tú hermano hace unos minutos.- se levantó del sofá. -Anda ve al auto, ahora te alcanzo-.

Hice lo que me pidió y dentro de un minuto ya se encontraba arrancando el carro.

-Y bien, ¿que hay de nuevo?-

-¡Eh! ¿Cómo?-

-Ayer te vi algo rara, ¿qué pasó?-

-Bueno, yo... es que- me interrumpe.

-Espero y no me digan suegro tan pronto- se burló.

-¡Papá, no digas eso! Y tampoco es eso. - me crucé de brazos e hice u puchero dirigiendo mi mirada hacia la ventana.

La verdad, le tengo mucha confianza a mi padre ya que creo que no tuve otra opción. El y mi madre se divorciaron hace unos años, pero no me dolió. Me quede con el porque obviamente no me quedaría con la persona qué ocasionaba la mayoría de los problemas en la casa y que le fue infiel a su pareja, no.

-¿Entonces qué es?-

-Bueno, yo...- vi qué habíamos llegado al instituto y que otros jóvenes se dirigían a sus clases, y era algo obvio, era tarde. -Me voy es tarde. -dije rápidamente despidiéndome de mi papá y agarrando mi mochila para bajar. -¡Te quiero!- grite antes de empezar a correr.

Entré y me dirigí ágil y velozmente entre los alumnos hasta llegar a mi casillero para sacar los cuadernos de la materia correspondiente.

Historia.

Genial, mi materia favorita, notese el sarcasmo.

Agarre los cuadernos y mi mochila a dirigirme a clase. Llegué justo a tiempo antes de que el profesor llegara. Me senté en el mismo lugar de siempre, hasta atrás en una esquina.

-¡Buenos días alumnos!- saludo el profesor mientras sacaba sus libros del maletín. -Hoy veremos... blablablablablablablablabla- continuó, o fue lo que escuché.

El profesor empezó a escribir algunas cosas en la pizarrón, algunos lo escribían, otros ni siquiera atención le ponían.

-Psst - sentí qué me aventaron una bola de papel. Dirigí mi mirada al frente queriendo descubrir quien había hecho tal acto desagradable. -Psst. - sentí otra bola de papel. Voltee rápidamente hacia donde se dirigía y vi a Scott, uno de los chicos más populares y molestos del instituto.

-¿Qué es lo que quieres?- susurré algo alto para que me lograra escuchar haciendo una cara de desagrado.

-Quiero que me pases los apuntes de historia.- menciono después de haberse sentado al lado mio del pupitre.

-Ni loca. - dije rodando los ojos y alejandome un poco de el.

-Anda nena, y te prometo qué te lo compensaré. -dijo acariciando mi mejilla y abrazando por la cintura.

-¡Quita tus manos de encima! ¡Y no te pasare ningún apunte! ¿Entendiste?- hable lo demasiado alto para que varias personas voltearan hacia nosotros, incluyendo al profesor.

-¿Tiene algún problema señorita Blake?- me dijo el maestro un tanto molesto.

-N-no, es que, púes yo...- respondí entre nervios.

-Le pido cordialmente que se vaya, por favor- respire ante su orden. Guarde los cuadernos qué tenía fuera y los lapiceros igual.

-Chica mala, me gusta- susurró Scott en mi oído antes de que me retirara.

Al momento de salir empeze a murmurar cuantas cosas para Scott aunque no me escuchara.

-Idiota, mal nacido, te odio hijo de p...- al dirigir mi vista a alguien callé inmediatamente mi mal educada boca.

Se me quedo mirando sorprendido seguramente preguntándose qué hacia aquí.

-¿Laya?- cuestiono acercándose hacia mi.

-Ho-hola Michael- tartamudee.

-¿Qué haces aquí? Pensé que eras de las chicas que no se metían en problemas.- río. Mierda, su risa.

-Bueno, tuve unos problemas de control ahí dentro. -dije apuntando al salón y riendo, pero una risa nerviosa. -¿Y tú, que te trae por acá?- lo miré con una sonrisa, lo cual también lo hizo.

-Bueno, digamos qué no soy el mejor alumno pero tampoco el peor, -dijo rascándose la nuca. -hay veces que me dejo llevar por las estupideces de mis compañeros y una qué otra risa escandalosa sale de mi y púes, ya sabes lo que continúa.- dijo con una risa tranquila y metiéndose las manos a los bolsillos del pantalón.

Hubo un silencio, muy incomodo.

-Bueno... -dijo remarcando la "e". -supongo que ya me voy- dijo despidiéndose con la mano.

-¡Espera!- grite antes de que se alejara más tratando de alcanzarlo con la mano.

Volteo mirándome directamente a los ojos. -¿Sí?-.

-¿Podría acompañarte?-

¿Qué mierda haces Laya?

chocolate;; m.c.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora