14- Deudas.

1.5K 234 28
                                    

—Debby.

Sucia y usada. Asi es como me sentía luego de que él me dejará sobre esa mesa, luego de haberle tocado y dado un placer inigualable, un placer que solo abrió una herida que estaba a penas cerrada y derramo toda la sangre fuera.

No se cual fue el momento en el que salió la primera lagrima, creo que cuando cerro la puerta o cuando la realidad me impacto, mientras me echaba el nudo de mi gabardina. Lo único que se es que cuando subí al tren para regresar a casa, mis mejillas se estaban empapadas y agradecí el desapego emocionar que poseían todas las personas que usaban el subterráneo.

De pronto me sentí más asquerosa que nunca, ni siquiera aquella primera vez cuando engañé a Jacob y me di cuenta de lo que hice horas después o cuando lo hice la segunda y la tercera vez.

Nunca me sentí tan avergonzada al terminar de estar con otro hombre, pero hacer esto con Michael Wellington, me hizo ver con demasiada rapidez, que sería peor que cualquier cosa que habia hecho antes.

Me asqueaba la manera en la que mi cuerpo reacciono a su actuar repulsivo, de cómo obedecía tan fácil cuando me excitaba, como una venda ataba mis sentidos por el placer y me volvía, ciega, sorda y muda.

Querer ser tomada por él, incluso sabiendo lo que podía hacer a mis emociones, solo demostraban lo perdida que estaba en esta obsesión y de todas las veces que me lo repetí, esta fue la que realmente vi cuan peligroso era ese hombre para mí.

Como si la vida quisiera ponerme en mi lugar, hacerme pagar por todo el mal que hice, por hacerme sentir terriblemente mal, tuve que atravesar toda la ciudad con su aroma, sudor y placer, balando mi piel. Sintiéndome muy similar a las mujeres que cobraban por sus servicios sexuales y aunque respetaba el trabajo de cada quien, de pronto comencé a respetar la carga psicológica que representaba ser usada y luego dejada como si nada.

Ni en mis pesadillas más oscuras, me vi follando por dinero, porque, aunque lo maquille, es justo lo que estoy haciendo. Años atrás, era la hija de unos padres que se "amaban", educada en la iglesia, con buenas notas, un novio por el que jure llegar virgen al matrimonio y un deseo oculto por su padre, solo fantasías lejanas, viviendo una vida del lado correcto de las vías, pero de pronto el mundo se sacudió y las fantasías se volvieron reales, mientas las realidades ahora son mis fantasías.

Odiaba llorar, romperme y verme débil, pero al elevar mi mano a mi mejilla, sentí el aguijonazo de la corrupción corriendo por mis venas, su dominio llenándome como un virus mortal, arrancándome caminos húmedos de dolor y furia.

Me odie más a mi misma, por permitir que me gustará tanto y por desviarme del camino por el que mi madre siempre intento guiarme.

Sentí las miradas de las personas que pasaban a mi lado al salir de subterráneo, solo para darme cuenta que esas miradas que me juzgaban, en realidad no existían, pues todos estaban inmersos en su mundo, ajenos a mi vergüenza.

El resto del camino a casa, fue una agonía, los tacones de la bota tambaleando por mis piernas débiles y le tela del gaban pegada a mi espalda desnuda, sintiendo la humedad que se frotaba contra mi piel. Cuando logre entrar al piso, no tarde mucho en correr al baño y meterme aun llevando la ropa, abriendo el agua fría e intentando borrarlo de mi piel.

Lo peor es que no me sentía agredida, aunque intente invocar ese pensamiento, sabia que no habia violado, porque lo acepte conscientemente, que lo queria más de lo que queria admitir y ese fue justo el problema, que desee tanto ese momento y lo disfrute.

Todo se sintió tan bien, hasta el segundo después que todo termino.

Justo cuando el salió del apartamento, fue cuando todo lo malo llego.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Señor Wellington [#3 Los Wellington]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora