La Condena De Mattheo

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Mattheo pov's

El frío de Azkaban se había filtrado hasta mis huesos, pero no era nada comparado con el vacío dentro de mí.

No sé cuántos días han pasado. Tal vez semanas. O meses.

El tiempo aquí no es real. No cuando la única compañía que tienes son los gritos ahogados de otros prisioneros y el sonido de las olas golpeando las rocas. No cuando la desesperanza es lo único que se siente.

Pero lo que más me consume no es este lugar. Es ella.

Katherine.

Su nombre era una maldición y un consuelo al mismo tiempo. La única persona que alguna vez me hizo sentir algo más que rabia. La única a quien juré proteger y a quien fallé.

Los dementores no necesitan arrebatarme la felicidad. Yo mismo la destruí.

Cierro los ojos y la veo caer desde la torre de Astronomía, la imagen que me atormenta cada vez que cierro los ojos. Su rostro bañado en lágrimas, su cuerpo desplomándose sin remedio, su último suspiro arrebatado por nuestra traición.

La ira me devora.

No contra ella. Nunca contra ella.

Sino contra él.

Voldemort.

Nuestro padre. Nuestro maldito padre.

El que nos obligó a dejarla, el que nos puso entre la espada y la pared, el que nos convirtió en monstruos cuando solo queríamos ser suyos.

Yo lo maté.

Y lo haría de nuevo.

Recuerdo su rostro cuando la hoja se hundió en su pecho. Recuerdo la rabia en sus ojos cuando se dio cuenta de que su propio hijo había sido su final.

Pero incluso en la muerte, Voldemort ganó.

Porque aunque lo destruí, me dejó con nada. Me arrebató a Katherine. Me arrebató a Tom.

Tom...

No sé dónde está.

No sé si está vivo, si sigue oculto, si me odia. No lo culparía si fuera así. Pero quiero creer que él también sufre, que él también la extraña. Que no fui el único que la amó con todo lo que tenía.

Un sonido me saca de mis pensamientos.

Pasos.

No los de un guardia. No los de un prisionero.

Algo diferente.

Levanto la cabeza por primera vez en días, y mi corazón se acelera.

Esto no puede ser real.

No puede ser ella.

Pero ahí está.

De pie, fuera de mi celda.

Katherine.

O su fantasma.

No sé si estoy loco, si los dementores finalmente rompieron mi mente. Pero no me importa.

-Mattheo... -su voz es suave, como un eco de algo perdido hace mucho tiempo.

Mi respiración se entrecorta.

-Katherine...

Me pongo de pie tambaleante, como si todo mi cuerpo hubiera olvidado cómo moverse. Me acerco a los barrotes, temblando.

-Estás aquí... -mi voz se rompe-. Dime que estás aquí de verdad.

Ella sonríe. Su sonrisa. La que nunca debería haber desaparecido.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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