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Tómalo o déjalo

Crocus es realmente hermoso en plena primavera, es una ciudad enorme rodeada de gente carismática y un ambiente familiar. Antes de salir de Magnolia procure anotar el numero de Erza para así llamarla apenas llegara; a los pocos minutos de pisar tierra no dude ni un segundo en buscar un teléfono público para contactarla. No había visto a Erza en los últimos cuatro años, luego de que ella se mudara al castillo de Mercurius para trabajar a tiempo completo, dejamos de hablar como lo hacíamos antes. Cuando la llame hace unas horas no sabía cómo comenzar a hablarle, había pasado tiempo desde que tuvimos una conversación como viejas amigas que el solo hecho de volverla a ver nuevamente me ponía nerviosa. Sin embargo cuando atendió el teléfono la conversación fluyo tan normal y quedamos en encontrarnos en un café para seguir al día. Decidí no preguntarle nada aun sobre el trabajo, no quería sonar más desesperada de lo que ya estaba. El lugar donde decidimos encontrarnos era un pequeño café que estaba a unas calles del gran castillo, llegue minutos antes de la hora establecida y busque un lugar tranquilo para conversar. Desde las ventanas se podía apreciar la magnífica obra arquitectónica que tenía el castillo.

Era inevitable no emocionarme al pensar que en un futuro podría trabajar para el rey.

El simple pensamiento no era más que un sueño lejano dependiendo del trabajo que Erza tuviera para ofrecerme.

— ¿Lucy? —Cuando escuche mi nombre me di vuelta al instante, a unos pasos estaba Erza sonriéndome.

— ¡Erza! —Me levante y camine hacia ella directo para abrazarla, a lo que ella correspondió.

Había pasado tanto tiempo pero ella se veía igual que la última vez que la vi. Ambas nos sentamos y ordenamos un café para comenzar a charlar.

—La verdad no tengo mucho tiempo como te prometí, así que seré breve —Esperaba que su tiempo fuera limitado por eso me sorprendí cuando se hizo un espacio para verme —Antes que nada no quiero que te ilusiones con un trabajo para la enseñanza de etiqueta, normalmente esos trabajos en el reino son para gente grande de mayor experiencia, lamento si esperabas algo como eso.

Fruncí el ceño, claramente estaba esperando algo como eso, sin embargo si me hablo fue por alguna razón así que trate de sonreír para no arruinar la oportunidad.

—No te preocupes Erza, vengo con la mente bien abierta — Mentirosa.

—Me alegra que sea así —Nuestro café llego y ambas dimos el primer sorbo — De hecho antes que nada quiero saber si aun sigues tocando el violín.

Mi mente divago entre viejos recuerdos que pensé que había enterrado. Mamá era una gran violinista, todas las noches tocaba una composición nueva que solo me lo mostraba a mí; en ese tiempo me había cautivado tanto su talento que logre convencerla para que me enseñara. Con cinco años no era una aprendiz muy buena que digamos, pero mamá fue tan paciente que con el tiempo logre llegar a su nivel. A los diez años ya era felicitada por todas las personas que me oían tocar y por primera vez mi padre me felicito por el talento que tenia. En ese momento pensé que todo iba a estar bien, sin embargo fui el principio de un terrible caos.

— ¿Lucy? —Erza movió su mano frente a mi ojos y parpadee para mirarla fijo.

—Lo siento, me perdí —Sonreí y el di otro sorbo al café —De hecho deje de tocar el violín desde que entre a la universidad, no tenía mucho tiempo y perdí un poco el interés.

— ¿Enserio? Tu talento era increíble —Había olvidad que Erza sabia del don que tenia para manipular el instrumento — ¿No planeas retomarlo?

Educando al PríncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora