Erase una vez

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-Oh vamos Rose, lleva a Courage al palacio, sólo te tomará unos minutos, de regreso podrás volver en taxi, yo te daré algunas monedas.-

En el fondo sabía que lo haría pero igual iba a esperar unos segundos para ver que mas podía ofrecer papá, Él sabía que detestaba ir ahí, así que ofrecería mucho para que lo hiciera. Al ver que tardaba mucho en decirlo, levanté una ceja con aire pensativo, por suerte eso fue suficiente para que dijera lo que quería escuchar.

 -Deacuerdo, puedes ir a dar un paseo con Courage antes de entregarlo- dijo finalmente. Sonreí  y Salí corriendo hacia el establo – ¡Pero que sea corto eh Rosallie! –

 -Claro, lo prometo- grité mientras acomodaba la silla de montar. Salí de casa y decidí ir por el camino largo, amaba ir por allí, había un enorme sendero que pasaba justo a la par del lago, a veces hacia una pausa y nadaba un poco, pero hoy no podría hacerlo ya que tenía que  entregar a Courage a las dos en punto.  Papá era el veterinario del Pueblo y también se encargaba de los caballos de la realeza, a la familia real le encantaba cabalgar y tenían alrededor de diez caballos en los establos, todos ellos atendidos por mi padre, y a veces yo también ayudaba un poco. Pero definitivamente de todos ellos mi preferido era Courage, No tenía idea de a que miembro de la familia real pertenecía pero era muy Juguetón y disciplinado al mismo tiempo, nos entendíamos perfeco.                                                                    

Tal y como le prometí a papá el paseo fue corto, llegué al palacio de Hellídia justo a las dos menos diez minutos; Cuando vieron la placa de Courage inmediatamente abrieron las puertas y me dirigieron hacia los establos. Coloqué a Courage en su sitio, le quite la silla de montar y lo cepille un poco, estaba a punto de retirarme cuando recordé que guardaba un panecillo de castañas que mi mejor amiga ,Kelsey, me había obsequiado esta mañana. Courage amaba los panecillos de la panadería de los padres de mi amiga, así que no lo dude un segundo y lo saqué de mi bolso, justo cuando iba a dárselo, una  voz me interrumpió.

 -¡Alto ahí extraña! ¿Qué crees que estás haciendo con mi caballo?- retiré la mano inmediatamente y me voltee para ver quien me hablaba; delante de mí estaba el príncipe Nathan  en carne y hueso; jamás lo había visto en persona, solamente en televisión o en las revistas de moda. Al ver que fruncía el ceño baje la mirada e hice una reverencia.

 - Perdón alteza.. Yo.. yo solamente estaba.. Yo no.. –  una carcajada interrumpió mis balbuceos.

 -Debiste haber visto tu cara- rio aún más fuerte que antes – “Perdón alteza, yo..  Yo..” empezó a imitarme.

 En ese momento no me importó quien fuera él, ¡estaba furiosa!  con el panecillo aún en la mano caminé hacia él y se lo planté en la cara, esto pareció haberlo desconcertado por completo, pero no esperé respuesta y me dirigí a toda velocidad hacia las puertas del palacio.

 - ¡Oye tú ,Espera! -  era el príncipe que corría detrás de mí, traté de acelerar pero fue  inútil y él me alcanzó- ¿Por qué has hecho eso? – preguntó aún con un poco de turrón en la cara.

 -¡Fue su culpa!- hizo una mueca de extrañez. – Por haberme asustado antes y luego burlarse de mí.- me miró divertido

 - Perdóname por favor, sólo estaba jugando –  ¿Jugando? , puse los ojos en blanco.

 -   Ya, mejor olvidemos lo que pasó, ¿de acuerdo?- sonrió

     -  De cuerdo – dije finalmente. Después de todo no es que me quedaba otra opción, el era el príncipe de Hellídia y yo una simple plebeya.

 -  Así que tu eres la hija de Antoine y Christine Miller.-

 -   ¿Conoces a mis padres?- asintió

 -   Tu padre me estuvo dando unas lecciones de  equitación  y tu madre viene seguido a casa para tomarle medidas a mama y Jess, ya sabes... para los vestidos- hizo una pausa - y a decir verdad eres igual a ella, bueno, en lo del cabello pelirrojo, pero tienes los ojos de tu padre, tan azules que parecen falsos.- sonrió de nuevo.

 -   Gracias, supongo.- 

 -    ¿Y cómo te llamas?-

  - Rosallie-

 - Lindo nombre, pues yo soy Nathan- al ver mi cara añadió - aunque eso ya lo debes de saber- asentí

 -  Bueno, gracias por traer a courage, me evitaste un viaje, estaba a punto de ir por él-

 - No tiene que agradecer nada, después de todo es parte de mi trabajo, bueno el de mi padre… y perdone usted el incidente con el panecillo- de nuevo soltó una carcajada

-  No te preocupes, está olvidado,  perdóname tu por haberte asustado.- hice una reverencia y finalmente Salí del palacio.

Only You.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora