Si nunca nos hubiéramos conocido - NALU

Capítulo 4

—Levy-chan, no estoy segura, creo, no sé, qué...

—¡Dilo ya, joder!

—¡Me gusta Natsu!

El silencio reinó en la sala. Levy miraba a su amiga con intriga. ¿Acaso había oído con claridad? Lucy enamorada de su mejor amigo, la mayor estupidez que podría haber oído Levy, se hizo realidad. Sonrisas traviesas se escapaban de los labios de la McGarden.

—¿Levy-chan?

—¡Dios! Aquí hay boda, tengo que avisar a Gray, Erza, Gajeel... ¡Primera, necesito tú ayuda! —Decía Levy nerviosa queriendo que fuera verdad.

—No habrá boda.

—Sí.

—No.

—Sí.

—No

—Sí.

—Sí.

—No.

—¡Ajá! Dijiste no habrá. —Dijo Lucy feliz porque había ganado.

—Mierda.

—¡Uy, hola chicas! ¡Me llamo Natsumi! Soy nueva.

—¡Kyaa, Natsu! —Exclamó Levy hundiéndose en el agua.

—¡Natsu lárgate de aquí! —Exclamó la rubia.

—¡No soy Natsu! ¡Soy Natsumi, la hermana perdida de Natsu!

—Sí, ¡tú te llamas Natsumi y yo Puliberto no te jode! —Exclamó la rubia echándole agua.

—¡Vale, me voy! Pero perdéis una amiga. —Dijo levantándose de las aguas para marcharse.

Amabas magas se miraron mutuamente y suspiraron.

—¡Por fin! ¡Tranquilidad!

—¡Hey chicas! ¡Soy Natsumi!

—¡Natsu! ¡Te dijimos que te vayas ya! —Exclamó la rubia levantándose del agua para ir contra Natsu.

—Vale, me voy...

Natsu salió de las aguas y sus pensamientos iban: —Es la primera vez que entro a las aguas...

—Lu-chan, creo que la otra si era Natsumi...

—¿Por qué lo dices?

—Natsu es muy idiota y entró sin toalla, Natsumi con toalla y se marcaban los pechos, curvas...

Lucy se quedó pensando todo lo que le dijo y se dio cuenta de que llevaba razón.

—Hagamos como que nada de esto ha pasado... —Dijo nerviosa.

—Oye, ¿A dónde miraste cuando Natsu entró? —Preguntó con una sonrisa pícara.

—¡Levy-chan!

—Tú sabes a donde, y no es la cara.

—Tú también le has mirado. —Dijo la rubia a la defensiva.

—¡Sí, ¿y?! ¡La tiene grande!

—¡Levy-chan!

—¿Quién la tiene grande? —Era una voz proveniente de la parte del balneario de hombres.

—¿Ese no es Gajeel? —Preguntó Lucy por lo bajo.

—Sí, soy yo —Dijo serio—. ¿Vais a contestare mi pregunta?

—Sí. —Respondió Levy.

—Contestadla.

—Ya la hemos contestado —Agregó Levy graciosa—. Tú dijiste... ¿Vais a contestar a mi pregunta? Y yo dije que sí. Ya está contestada.