Camino dos pasos y paro de nuevo, sigo sin atreverme a golpear la puerta. Cierro los ojos y repito de nuevo el discurso que me aprendí en casa antes de salir. Los abro y con un poco de valentía golpeo la puerta. El miedo vuelve a apoderarse de mí y me doy media vuelta para marcharme, pero entonces la puerta se abre y me detengo.
—April, bonita. —Me saluda la madre de Liam.
Giro sobre mí misma y sonrío al mirarla. ¿Cómo sabe mi nombre?
Ah, sí. Somos vecinos y mis padres les alquilaron la casa. Cómo olvidarlo.
La madre de Liam mantiene su sonrisa y me pide que pase hacia el interior de la casa. Lo hago y me quedo parada en la entrada.
— ¿Está Liam? —Pregunto.
—No. —Responde y me toca el hombro con cierta dulzura. —Pero ¿por qué no te quedas a esperarlo? No creo que tarde mucho ya.
Niego.
—No, será mejor que vuelva a casa. Volveré más tarde.
—De verdad, no creo que tarde mucho más. Insisto. —Dice y me indica que vaya a la sala de estar. — ¿Quieres tomar algo? ¿Café? ¿Zumo? ¿Refresco? ¿O algo de comer?
Vuelvo a negar y me siento en el sofá un poco intimidada.
La madre de Liam se marcha a la cocina y aunque le he dicho que no, trae una bandeja con un sándwich y una Coca-Cola. Lo deja en la mesita de delante del sofá y se sienta en el otro sillón.
—Estás muy canija. —Comenta.
¡OH QUÉ MENTIRA! Lo cierto es que en estos últimos meses he puesto algunos kilos. Entre la ruptura con Ray y la desaparición de Isaac, he ahogado cada pena de mi día a día con helados de chocolate y palomitas mientras veía películas de risa.
—Gracias. —Tomo el sándwich y lo miro, la verdad es que tiene una pinta exquisita. Le doy un primer mordisco y cuando lo trago miro a la madre de Liam. — ¿Cree que Liam tardará mucho más?
—Oh. —Mira el reloj de su muñeca. —Tiene que estar al llegar, pequeña.
Y justo cuando dice eso, se escucha la puerta principal abrirse y automáticamente unas fuertes zancadas que cierran la puerta. Un fuerte sonido se escucha desde la entrada de la casa y luego unos pasos subir las escaleras.
Oh, dios, es Liam y yo tengo la boca llena del sándwich.
Se me hace un nudo en la garganta y me cuesta tragarlo, pero intento hacerlo lo más rápido posible. Me limpio con rapidez las migas de pan que se encuentran alrededor de mi boca y nerviosamente uno mis manos para que no se muevan.
La madre de Liam se levanta malhumorada y camina hacia la entrada principal de la casa.
— ¡Liam! —Grita desde ahí. —Te he dicho mil veces que no dejes la bolsa de deporte aquí tirada o la tiraré a la basura.
Pronto, la madre de Liam regresa hacia la sala de estar y me sonríe con la bolsa de deporte en la mano.
—Voy a subirla a su habitación. —Dice y señala la bolsa. —Él se tiene que estar duchando porque viene siempre sudado cuando hace deporte, pero no te preocupes cariño, él no suele tardar.
Digo que sí con la cabeza como uno de esos muñecos que se ponen en el coche para que se mueva. La verdad es que estoy completamente paralizada por la situación. Liam acaba de llegar sudado de hacer deporte y esa escena en mi cabeza no ayuda para poder tranquilizarme. Ya venía muy nerviosa antes de conocer que Liam está sudado.
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CONTROL. || Liam Dunbar (Teen Wolf)
FanficApril creía hasta hace poco que los hombres lobos solo eran cosa de ficción, pero entonces descubrió que todo aquello en lo que creía era mentira y que había mucho más mundo fuera de los libros de ciencia ficción. Pero ahora, tiene 3 cosas muy clara...