Capítulo 5.

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Comencé a subir las escaleras de la universidad temblando, sentía que las piernas se me caían, pero finalmente llegué a la puerta.
Al entrar, todo el mundo fijó su mirada en mí y bajé la cabeza rápidamente de forma avergonzada.
Mientras daba pequeños pasos acercándome a mi taquilla, escuchaba los murmullos de la gente juntado con pequeñas risas en susurros.
Me destrozó por dentro ese momento, sobretodo, cuando mi mejor amiga de la infancia, Alicia, que ni siquiera se había dignado a aparecer por ni el hospital ni por mi casa como tantas veces hacía hace meses, dijo una palabra que hizo que quisiera salir completamente fuera de ese edificio.
- No sé como puede dignarse a volver a esta universidad después de haber matado a su mejor amigo.

Llegué a mi taquilla y la abrí y cerré con la misma. Fui directo a los aseos de la universidad pensando en lo que había dicho. Pensaba que ella, conociendo como era, no me dejaría de lado y me apoyaría. Pero así no pasó.

Estuve toda la primera hora encerrado dentro de uno de los cuartitos de baño universitario con miedo de que alguien entrara y me viera. Me fijé que Alicia estaba junto al tío que me había hecho la vida imposible durante mis primeros años de universidad. Hugo, el chulo de la clase, que siempre me había criticado por mis buenas notas y por tener una familia unida y feliz. Por ello, hace unos años, dos recuerdo, tuvimos una pelea en la que nos destrozamos la cara el uno al otro, y si no llega a venir la policía a tiempo, alguno de los dos no lo habría podido contar.
- Seguro están saliendo juntos... - me dije para mis adentros. Me daba rabia pensar eso pues Alicia, aunque sí se sentía atraída físicamente por él, siempre lo había criticado estando conmigo y siempre me había defendido en cualquier pelea que tuviéramos juntos.

Tocó el timbre de la segunda hora y me tocó salir de mi escondite. Tocaba Geografía, una asignatura nada relevante dentro de la carrera que estaba acabando pero bastante importante para el expediente académico.

Entré en la clase y me senté en la primera fila. Justo al lado de una chica muy cerebrito que se llamaba Ana, o Blanca, o Sara... No lo recuerdo bien por que nunca había hablado con ella. Sin embargo, fue ella la que habló conmigo en ese instante.

- No tienes que sentirte culpable, la gente es muy gilipollas y siempre tiene que ir acusando a los demás para sentirse los reyes del universo... Y eso no se debe consentir - me expresó de tal modo que recordé que sí había hablado con ella.

Hace dos años y medio, yo era amigo de Hugo, no me preguntéis como podía ser amigo de tal anormal, pero creo que mi personalidad fallaba completamente y me sentía realmente asolado.
Un día, a él se le ocurrió inventarse que la chica lista de la clase se estaba copiando en un examen final de Julio de Economía, y yo le seguí el juego. Por culpa de eso podría tener serios problemas dentro de la carrera y posibilidades de pagar una gran suma de dinero por el suspenso directo en esa asignatura.
Ostias... Era ella, la chica lista de clase, y yo ahora estaba en su situación e incluso ella me estaba apoyando.

Pasé la clase en otro lugar tras recordar lo sucedido y cuando terminó la clase la llamé para pedirle perdón. Me arriesgué con el nombre y... salió mal.

- Blanca... Yo solo quería...
- Me llamo Ana - me interrumpió inmediatamente
- Sí, sí, no se por que se me ha venido a la cabeza Blanca - me disculpé torpemente
- No importa, ¿qué quieres decirme? Tengo un poco de prisa - dijo nerviosa
- Yo... Solo quería disculparme por lo que pasó hace unos años con lo de tú examen - dije rápidamente - en ese tiempo yo me sentía el tonto sin pandilla y me junté con la gente más estúpida de la universidad y por ello quiero decirte que lo siento, que no me quito las culpas por que fue mi culpa, pero me he dado cuenta de que eres una chica genial y vales muchísimo como compañera.
- Vaya, gracias - dijo sorprendida - no pensé que pudieras cambiar tu forma de pensar señorito - dijo de forma graciosa - ahora ya sabes, mantente fuerte, que eres más fuerte de lo que piensas.

Me sonrió de forma pícara y salió detrás de un chico el cual parecía ser su novio. Exacto, era su novio.

La verdad que se la veía mucho más amable y más atenta conmigo aunque claro, no tenía por que estarlo ya que la verdad es que le amargué ese año.

Si te quedaste con la duda de que pasó en el examen de economía, no te preocupes. El profesor la revisó pero vio que no tenía nada, por lo que a Hugo y a mí nos cayó una buena bronca de su parte.

En las siguientes clases después del recreo o descanso, todo fue más o menos igual, la gente pasaba de hablarme, me miraba raro y hacían comentarios poco agradables en voz baja, pero que yo aunque no quería, escuchaba.

Llegué a casa con la autoestima por los suelos y no almorzé, directamente me fui a la cama.

Me levanté a las pocas horas con el estómago bastante hambriento y bajé a comer algo. Estaba solo en casa. Mi madre hoy tenía cita con su ginecólogo a las seis y mi hermana iba, como cada martes, a su clase de canto en la escuela privada de la ciudad.
Sí, mi hermana cantaba, y vaya como cantaba. Era su pasión desde pequeñita y siempre ha querido convertirlo en su prioridad aunque con la edad tan joven que tenía era un poco imposible tener una afición como prioridad con los estudios de por medio.

Cojí un yogurt de coco y un paquete de galletas de marca blanca del supermercado de al lado de casa y me lo subí a mi habitación.
No sabía que hacer en el rato que estaba ahí así que me puse a jugar un poco a mis juegos viejos de la play.
La play, al igual que el canto para mi hermana, era mi afición principal. Me encantaba echar partidas del Fifa con Dani cuando venía a casa. Menudas palizas le metía.

Me noté fuera de mi cuerpo. Estaba viviendo emociones muy fuertes para un chico de 21 años y realmente nunca supe como reaccionar. Solo me quede en mi lugar hasta que poco a poco se iba calmando el asunto. Pero para llegar a eso, todavía quedaban muchas historias.

La primera fue desagradable. Ya que al día siguiente el director de mi universidad me citó en su despacho para hablarme de un "problemilla" como el calificó. Yo más bien lo califiqué como putada.

- ¡Hola Carlos! Aquí en la universidad nos alegramos mucho cuando recibimos la noticia de que te habías recuperado del coma. Fue una gran tragedia lo que sucedió con tus amigos.

Asentí no prestando mucha atención. Este hombre siempre me había parecido muy frívolo y despreocupado con sus estudiantes.

- Sin embargo, aunque nos encantaría la idea de que retomes tu último año de carrera, tenemos que ser sinceros - dijo en un tono grave y áspero - al haber estado en coma no hemos recibido tú matriculación este año en nuestra facultad y todas las plazas están cubiertas, por lo que no podrás acabar tu carrera en esta universidad a no ser que retrases tus estudios durante un año.

¿Qué? ¿Esperar un año entero para retomar mis estudios? ¿Que clase de broma me estaba contando este señor?

- ¿No hay ninguna forma de que se haga una excepción? - dije enfadado - como usted comprenderá es un gran fastidio retrasar mis estudios durante un año entero.

- No, Carlos, las clases están completas tanto de turno de mañana como de tarde. Lo sentimos mucho pero si quieres seguir estudiando en esta universidad, deberás esperar un año.

No me lo podía creer. ¿Es que era el año de cebarse con Carlos Rivera? No se me pasó por la cabeza el retrasar un año la finalización de mis estudios universitarios de magisterio infantil. Por ello, rechazé la oferta del director Torres y me fui de la universidad a las nueve menos diez de la mañana. Solo cincuenta minutos después de el comienzo de las clases.

Al salir, vi a todos mis compañeros sentados en el campus, con sus mochilas llenas, y bebiendo Coca Colas mientras hablaban y estudiaban.

- Qué rabia - pensé.

Fui caminando a casa dando un largo paseo ya que estaba como a seis kilómetros de la universidad.
Al llegar, mi madre se sorprendió.
- ¿Que haces aquí? ¿Y la universidad? - dijo
- Mamá, no hay matrícula para este curso, no hay plazas, por lo que no me han dejado entrar. - le expliqué con lágrimas en los ojos. Todo me estaba saliendo tan mal...

Ella me dió algunos consejos acerca de retrasar mis estudios y el buscar una nueva universidad, y entonces recordé, Farts, la universidad de la chica "sin nombre". No lo pensé dos veces y, esa misma tarde, llamé para pedir información.

¡ESPERO QUE OS HAYA GUSTADO LA NOVELA Y QUE LE ESTÉIS ENCONTRANDO EL RUMBO A LA HISTORIA! ¡¡OS ESPERO EN EL PRÓXIMO CAPÍTULO!!

Lo mejor de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora