Capítulo 4.

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Álex...

Que bonito nombre. Ananda llevaba pensando en ese nombre desde que salió de los labios del chico. Cuando tubo ese choque con él, el corazón de ella latía con fuera. Álex era hermoso. Bipolar pero hermoso. Cuando Amanda se levantó, pensó en lo pasado la noche anterior. Álex la había tratado "bien" dentro de lo que cabe, pero luego en la cena y a la hora de acostarse no le había dirigido la palabra en ningún momento. Ni siquiera un "oye pasame el agua".  En fin como había dicho anteriormente, bipolar. Ananda se levantó y como no, estaban ya despiertos casi todos los niños. Matilde estaba preparando ya el desayuno. Ananda dió los buenos días a todo el mundo con su característica simpatía y se dispuso a ayudar a Matilde con la tarea del desayuno. 

-Buenos días tía. ¿Que hago?

-Estoy haciendo las tostadas y aún nos quedan magdalenas de las que hiciste. 

Si, Ananda con los niños los sábados o domingos hacían de chefs y cocinaban pastel, galletas o magdalenas. Hoy podrían quizás hacer galletas, hace tiempo que no hacían, pensó Ananda.

-Hoy temprano ha venido Fernando y nos ha traído muchísimas naranjas así que si quieres hacer zumo...

-Por supuesto. Oye... ¿Quien es Fernando? 

-El policía que vino ayer. Es muy simpático.-dijo tía emocionada.

-Oh, ya vi que congeniasteis muy bien ayer en la cena. 

-¿Que? Oh no cielo, ya soy mayor para esas cosas, ademas seguro que no le intereso...

-¡Vamos! No eres mayor y hoy te a venido a ver, salid un día por dios.

-Bueno la verdad es que...

-¿Si? 

-Me ha invitado a cenar hoy a un restaurante.

-¡¡¡Eso es estupendo!!!

-Le he dicho que no.-dijo tratando de sonar normal.

-¡¡Que!! ¡¿Porque?!

-Porque te quedarías tu sola con los niños y no quiero.

-Vete, ¡vamos sabes que soy capaz de cuidarlos!

-Es verdad,tienes razón, confío en ti. Pero me iré cuando ya hayan medio cenado y así no tendrás que hacer tanto eh.-dijo con tono preocupado.

-Lo que tu digas.-dijo riendo.

Ananda hizo el zumo. Todos almorzaron y empezaron a jugar... Entonces Ananda se acordó, ¡Álex! por Dios, eran las 12 del medio día y todavía estaba en la cama. El trato con la policía no lo sabía BIEN pero el acuerdo más o menos era que tenía que contribuir, es decir hacer algo en la casa. Así que sin pensarlo dos veces, Ananda abrió la puerta del cuarto que tenía asignado y le subió la persiana. Álex estaba totalmente dormido. Era guapísimo, ahora que lo observaba bien de cerca, se podía ver que su barba estaba por salir y eso lo hacía ver más masculino, más guapo todavía. Sus labios, oh por dios que labios tan besables. Y sus brazos y abdominales, marcados, pero no hasta el punto de dar asco, no. Marcados como para decir, Álex quiero un hijo tuyo. De pronto sus ojos marrones conectaron con sus esmeraldas. Ananda al verse reflejada en sus ojos, su piel pasó de ser pálido a rojizo.

-¿Te gusta lo que ves?-Preguntó Álex arrogante mente.

El rojizo de Ananda pasó a rojo señal de STOP. Ananda estaba avergonzada de su pifiada, sobretodo por sus pensamientos, ella no era así. Se recompuso como pudo y le dijo:

-Claro, pero me gustaría más que se moviera.

-Encima de ti. Oh cielo, lo sé créeme.-Dijo giñandole el ojo.

Nadie es lo que parece.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora