"La sala de castigo"
*sonó el timbre que indicaba el inicio de clases*
-vamos o se te hará tarde tu primera clase- me dijo con sus ojos aún puestos en la tal Joicy.
-tienes razón, vámonos-.
-en que salón te toco?- pregunto mientras caminábamos para regresar al largo y amplio pasillo por el que ya habíamos pasado antes.
Cuando llegamos a la puerta del salón sentí una extraña sensación ya que era la primera vez que me cambiaba de escuela.
Entré y me senté a lado de Alan, ya que hasta el momento el era el único amigo que había conocido hoy.
-bueno chicos saquen sus libros- dijo el profesor.
Cuando yo me estaba disponiendo a sacar mi libro el profesor hablo nuevamente.
-casi lo olvido- expreso con un tono de entusiasmo -hay una nueva alumna-.
Al oír esto un escalofrío me recorrió el cuerpo, tendría que hablar en frente de todos?, pero si mi idea antes había sido pasar desapercibida desde el primer día, ya que en esa escuela todo era raro, en especial la famosa "sala de castigo" así que no me sentía muy a gusto estando ahí.
-señorita Goldman?- pregunto el profesor.
-si señor, aquí estoy- dije algo nerviosa.
-pase para que se presenté con sus nuevos compañeros- expreso el profesor con una leve sonrisa en su rostro.
Me levanté de mi asiento, estaba casi temblando ya que en ese momento tenía todas las miradas del salón sobre mi, me sentía acosada, en fin camine hacia donde se encontraba el profesor con la mirada al piso, cuando me encontraba en frente de todos podía sentir claramente como todos posaban sus ojos sobre mi, incluso pude por murmullos en los extremos del salón.
-bueno, hablanos sobre ti- expreso el profesor.
-este...- tartamudee un poco y luego dije -me llama Mia Goldman, vengo de una pequeña ciudad que seguro muchos de ustedes no la conocen, se llama covingdown, nos mudamos aquí, por que a mi padre le ofrecieron un trabajo muy bueno y el acepto así que aquí estamos- dije, aunque aún tenía mi mirada clavada en el piso.
Un silencio ensordecedor abundo la habitación, fue un momento incomodisimo.
-bueno mi querida Mia, puedes regresar a tu asiento- hablo el prefesor.
Yo iba de regreso a mi asiento cuado de pronto se habrío la puerta.
-señor Downald, disculpe la tardanza- se oyó una voz femenina desde la puerta.
Voltee a mirar y era ella... Era Joicy que gran ironía que le tocase en mi mismo salón, pero me daba igual.
-pase señorita Johnson- dijo el señor Downald.
Yo le deje de prestar atención, ya estaba a punto de sentirme cuando escuche un ligero tocido a mis espaldas, voltee de inmediato y vi a Joicy que me observaba de pies a cabeza con una expresión facial no muy amable.
-ese es mi sitio- dijo molesta.
-disculpa no sabía que los sitios tenían dueños- dije casi entre dientes.
-pues sí, si lo tienen y este es mío así que saca tus mugrosas cosas de MI asiento.
-disculpa?- le dije un poco confundida -no tienes derecho a hablarme así, tu no eres nadie. Por primera vez me sentí con la valentía suficiente para enfrentar a alguien quizás era por que ya no era una niña, sino una adolescente.
-y tu que te has creído niñita pueblerina- dijo mientras hacia un gesto extraño con sus delgadas manos.
-NO ME HABLES ASÍ, TU NO ERES NADIE- grite con rabia y toda mi voz se encerró en el salón.
El señor Goldman volteo un poco confundido ya que no había notado la discusión -señorita Goldman?- expreso algo confundido -su primer día y empieza con mal comportamiento? Eso no esta nada bien-
-señor yo...- titubee un poco y le dije -ella empezó-
-señor no le piensa creer o si? Ella es la escandalosa claro con en su antiguo pueblo no había tanta civilización está acostumbrada a los gritos usted debería entenderla- dijo Joicy con un sonrisa sarcástica en el rostro.
-señorita Johnson no le hablé así, y usted señorita debería estar avergonzada de hablarle gritado de esa forma a su compañera- reprocho el profesor.
-pero le dije que ella empezó- hable con un ligero tono de molestia.
-suficiente, a la "sala de castigo"- dijo con una expresión de enojo en su rostro.
-a la... Sala de castigo?- pregunte con miedo.
-si, eso dije, en este mismo momento retirese- me dijo molesto.
Lo único que me restaba por hacer era obedecer, camine hacia la puerta súper avergonzada, cuando estaba por abrir la puerta le eche una mirada de tristeza a Alan, el ya sabía que nunca antes había oído mucho menos entrado a un lugar como ese, el me regreso una mirada de consuelo.
Caminaba por el largo pasillo principal, cuanto pude reconocer en una de las puertas la palabra "Detención" entonces recordé que anteriormente Alan me había dicho que la sala de detención era también la famosa sala de castigo, cuando me encontraba en frente de la puerta trague saliva para poder girar la perilla, ingrese de forma lenta, así como lo hacen en las películas de terror. Inspeccione hasta el último detalle de la sala, era de paredes blancas, piso gris, con techo falso. En frente de donde me encontraba se hallaban unas sillas iguales a la de mi salón y un escritorio donde se encontraba una maestra de no menos de 60 años, era una anciana a mi parecer, tenía sobre peso y la cara llena de arrugas, usaba anteojos, y el cabello era corto, blanco y ondulado.
-disculpe...- susurre.
Ella alzo su mirada por encima de sus anteojos y curveo su boca hacia abajo.
-el señor Downald me mandó aquí- le dije algo temerosa.
Me hecho una mira desde la punta de los pies hasta la coronilla.
-si claro, toma asiento-. Dijo con indiferencia.
Me acerque a los asientos aún con algo de temor ya que no sabía que debía hacer ahí dentro, confieso que me había imaginado algo más temeroso pero por suerte no lo era, me senté en la tercera columna en frente del escritorio, era la única aparte de la maestra, supongo que era una maestra, en fin no pude contener mi intriga así que me atreví a preguntar.
-Disculpe... Que se supone que se debe hacer aquí? Pregunte con un tono de voz bajo.
-acaso eres boba? No sabes que se hace en una sala de castigo?- me dijo sin quitar la mirada sobre lo que parecía una revista de farándula.
-lo lamento, soy nueva y en mi vieja escuela no había esto- dije con desinterés.
-bueno, pues no se hace nada simplemente esperas hasta que las clases acaben y te puedes retirar, eso si debes hacer silencio- respondió mientras volteaba la página de su revista.
Voltee los ojos, sería aburridisimo esperar a que el día acabe, más si estaba sola con la maestra gorda.
De pronto se oyó la puerta abrirse.
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"Adolescencia"
Teen FictionNo quería crecer, no quería dejar de ser una niña, pero aunque no quisiera era exactamente eso lo que me estaba pasando, me estaba volviendo una "adolescente". Mi familia y yo nos mudamos a "Los Angeles" ahí conocería gente nueva, empezaría a senti...