†Cortados con la Misma Tijera† ||Damon Salvatore|| (actualizaciones lentas)

Capítulo 27 • Humana de sangre •

Sus miradas se encontraron entre sí, la mano de Damon se posó sobre la de ella. Eider le regalo una tierna sonrisa y él la regreso con una mueca torcida. Su comunicación era corporal, hasta que la inoportuna pareja de enamorados entro.

-Eider gracias al cielo estas bien ¿Cómo te sientes? ¿Algún cambio?- Elena se arrojó a la cama, mareándola un poco.

-¡Hey! Se más cuidadosa Elena- se molestó Damon.

-Tranquilo cariño... estoy bien Elena, bueno eso creo... no siento nada anormal- sonrió Eider.

-Hay una manera de saberlo- intervino Katherine con un vaso en la mano, contenía una sustancia roja, oscura y espesa. La paso por la nariz de la rubia.

-¡Asco! Aleja eso de mi- Eider alejo el brazo de Katherine de golpe y haciendo sonidos de asco.

-Tú te lo pierdes- dijo Katherine tomándose el líquido viscoso de un sorbo.

-Por lo visto sigues siendo humana- afirmo Stefan.

-Qué bueno ¿no?- dijo Damon con un tanto se sarcasmo y tristeza.

-¿Qué te pasa Damon? La querías atar a esta maldición para toda la eternidad- Katherine decía mientras un par de manos la estrangulaban contra la pared.

-¿Así como tú lo hiciste, perra?- le miro con mucho odio. Apretaba más sus manos asfixiando a la castaña.

-Damon suéltala y deja de llamarla así- se levantó Eider y puso su mano en el hombro del vampiro tranquilizándolo.

-Gracias... Eider... te debo... una...- Katherine hablaba con dificultad.

-Luego me la cobro. Y tu Damon ¡Ya! Relájate querido- lo abrazo la rubia, pero parecía que algo más lo afectaba.

Elena y Stefan se despidieron de la "enferma" y Romeo para luego volver, tenían mucho que hacer. Además Elena se caía del sueño, tenía más de veinticuatro horas sin dormir. Katherine ya había salido, no iba a quedarse a averiguar lo que le podía hacer Damon.

-¿Y bien? ¿En que estábamos?- ambos se sentaron en el sofá que estaba frente la cama de Eider.

-En que me decías el ¿por qué? De tu actitud cuando probamos que no era vampiro- frunció el ceño Eider.

-¿Cual actitud?- bufo Damon.

-¡Por favor Damon! Dime porque te molesta que no sea vampiro- le miro muy furiosa la rubia, parecía que lo quisiera matar.

-No me molesta, lo que sucede es que... bueno, aclaro, me alegra que estés viva como humana ya que Katherine tiene razón, pero tenía una esperanza que podíamos estar eternamente juntos- suspiro tras esa espinita que tenía atravesada en el pecho.

-¡WooW! Me sorprendes, aunque yo también... lo quise, quería regresar como vampiro... pero las brujas la verdad no sé qué hicieron- se quedó mirando tras el balcón, pensado en lo que paso en aquel valle.

-¿Cuáles brujas?- inquirió asustado Damon, sabía que tenía un pasado, presente y futuro no tan agradables con esos seres.

-Las que me "juzgaron" antes de regresar, de pronto me encontré en un lugar como un altar, algo así, el punto es que hablaban diferentes lenguas, pero entre ellas se entendían...- explicaba Eider mientras Damon se puso de pie, tenía un mal presentimiento. -Lo que me extraño más es que la bruja a la que si le entendí fue la misma que no me quería dejar volver o al menos dejar que los demás brujos lo hicieran... esa Abdala- refunfuño Eider.