q u i n c e

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-¿Están listos?

Suspiré y sujeté aún más fuerte mi agarre al de Louis. No estoy lista, estoy a punto de morir, estoy respirando irregularmente. No es tanto el miedo de que mi padre se enteré de esto, algún día tiene que suceder. Es el hecho de que todo esto algún día explotará, y no seré más un secreto. No quiero que esto cambie mi vida.

Sentí como frotaba su pulgar en mis nudillos y daba un leve apretón a mí mano. Por alguna extraña razón, me tranquilice un poco y sonreí.

-Vamos.

-No te alejes de mi en ningún momento, hermosa.

Su tibio aliento chocar en mi oído envió escalofríos a cada parte de mi cuerpo, separó nuestras manos y me rodeó por la cintura con uno de sus brazos, prometiendo sin palabras lo que necesitó en estos momentos.

-Iré adelante.

Asentimos hacía Preston.

-Quiero que cualquier cosa me sujetes a mí o a Preston, ¿De acuerdo?

Dio un beso en mi mejilla y me regaló una sonrisa nerviosa.

Asentí de nuevo. Dio unas señales con la cabeza a su escolta y comenzamos a caminar hacía la salida. Personas con cámaras estaban alrededor intentando acercarse cada vez más, lluvia de preguntas por doquier.

"¿Quién es ella?"

"Cual es su nombre?

"Louis unas palabras de tu nueva novia"

"Lindo trasero"

Una mano golpeo mi trasero fuertemente. Su brazo se soltó de mi cintura y me detuve en automático, levanté la mirada y sus ojos estaban irradiando coraje. Intenté tomar su mano y detener su camino hacía el camarógrafo, intentando ignorar lo que me había hecho, pero caminó más rápido y se enfrentó a él.

-¿Qué dijiste?

-Louis, no, vamos.

-Vamos imbécil ¿Te atreviste a tocarla?

Busqué ayuda en Preston, y él lo tomaba del antebrazo jalando hacía él, entre el barullo de movimientos distingui como lanzaba un puntapié a la rodilla del hombre, las cámaras estaban frente a mí. Cubrí mi rostro con las manos y el pánico se apoderó de mi nuevamente. Las voces de todos viajaban a mi alrededor. Pies atropellando los míos, manos en algunas partes de mi cuerpo, algunas intentaban bajar mis brazos, los flash iluminaban todo. Preguntas tontas en forma de gritos inundaban el lugar.

Unas manos me sujetaron de la cintura y me removí intentando safarme del agarre.

-Soy yo, tranquila.

El sonido de su voz viajo rápidamente y por alguna extraña razón logró calmarme. Con pasos presurosos avanzamos hacía el auto estacionado frente a nosotros. Cuando subí sentí más calma, un cuerpo a mí lado y la puerta cerrando.

Las luces iluminaban el interior del vehículo, y sentí unos brazos acercarme hacía un cálido y agitado pecho. Me abracé a el y respiré su aroma, buscando un poco de tranquilidad.

Butterflies» Louis TomlinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora