Hay ciertos momentos en la vida en los que necesitas un hombro en el que llorar, un abrazo sincero, una sonrisa de complicidad.
Y no importa si ese hombro, abrazo, es de una persona a la que acabas de conocer, o una persona que no sabe nada de ti, porque con que te demuestre que puedes contar con ella, ya merece la pena.
Así que gracias a esos hombros desconocidos y a esas sonrisas sinceras.
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Palabras al viento.
De TodoCuando mis pensamientos se han cansado de oirse a sí mismos, vienen aquí.