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De eso me enamoré, de lo bueno y de lo malo, de sus ganas de estar conmigo, pero también de su orgullo, porque cuando creía que iba a perderme del todo, se lo tragaba, bueno, a veces. Que tonto, si era yo la que perdía el culo por él. Maldición me gustaba. Me encantaba cuando me abrazaba por la cintura y jugaba a estar a pocos centímetros de su boca sin besarlo, solo para ver quién aguantaba mas sin hacerlo. De sus prisas, de sus ganas de tenerlo todo bajo control, y de la voz que ponía cuando lo hacía esperar mucho y arruinaba todos los planes. Esa voz ronca que tanto amaba. De su vergüenza y de lo nerviosa que él me ponía por la cosa mas mínima. De como era capaz de calmarme. Me gustaba su risa por más fea que fuera y él lo negara, y al final terminábamos burlándonos de la mía. Nunca se lo he dicho, pero aún hay veces que recuerdo su risa y la extraño. Por eso y sus "te quiero" que tanto le costaba decir.

Me enamoré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora