Mi vida amorosa y aburrida.

Quinto Grado

El ruido del motor de la moto estallaba en mis oídos, la mochila pesaba un montón y me ladeaba hacia la derecha hasta casi caer de la moto.

Fernanda iba al frente y mi madre manejando, el pelo de mi madre me pegaba en la cara y casi entraba en mi boca. Llegamos a la puerta del colegio, seguía pensando en Julia y si es que no la volvía a ver, le pedía a Dios que me mandará a alguien para amar.

La nueva directora de cabello corto y castaño con un poco de canas. Era alta y tenía una gran sonrisa en la cara saludando a quien podía. La vi de reojo y me alejé, buscando a mis amigos, los vi formados en el patio y busqué mi estatura para formarme, la chicharra suena y las maestras junto a la directora pasan al frente, las mamás se encontraban en un pasillo al lado del patio.

-Buenos días mis niños- Dijo la directora, mantenía la sonrisa.

Toda la escuela respondió buenos días.

La directora se presentó a ella con una voz que te hacía sentir puro, lleno de amor y ternura . También presentó a las maestras que darían clase. Hicimos una oración y nos pidió la directora despedirnos de nuestra mamá.

Veía al grupo de sexto grado y ya me sentía con la punta del pie en la secundaria, era uno de esos momentos de cuando eres puberto y dices: Ya no soy un niño, ya no soy el de antes. Aunque a veces años después nuestro mayor deseo es volver a ser niño de nuevo.

Entramos al salón y la verdad no cambian nada los inicios de clases en una primaria, hicimos un dibujo de nuestras vacaciones e hicimos también, las portadas de nuestros cuadernos. También la tarea era la misma, terminar las portadas y hacer otro dibujo. Hasta ahí sientes que todo va bien y mueres de ganas por empezar a escribir y aprender, pero por lo regular al mes, odiamos las tareas y los trabajos en clase.

El recreo era el mismo, las clases lo mismo, la salida lo mismo, pero yo no sabía que alguien estaría por llegar.

Espero que les siga gustando.

Fue un pequeño capíulo pero se vienen los buenos.