Los Reyes magos

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Recuerdo que era una tarde lluviosa y nosotros estábamos desesperados por el recreo, los recreos en lluvia eran los mejores. Aunque claro, nos daban nuestro merecido al llegar a clase todos mojados.

La clase era muy aburrida, tanto que ni la recuerdo. Pensaba en Lya, no la había visto en la entrada.

Lya falta seguido, me han contado que es de Guadalajara, no entiendo porque se mudó de una ciudad grande y con muchas oportunidades de trabajo, a un pueblo que nadie conoce, ni los de los municipios que colindan con Chavinda.

Tal vez se han estado escondiendo, no sería la primera vez que hay alumnos nuevos en el colegio. De hecho, un niño nuevo llegó. Es un problema total, todos los días se mete en problemas. Incluso se peleó en su primer dia.

Aparte, nos cae de la patada. Es muy enfadoso y tonto. Prácticamente nadie lo quiere. Su nombre es Víctor.

Ya en recreo, me fui directamente a las mesas para apartar un lugar y no tener que ir a donde se reúnen las maestras.

Ya estábamos todos sentados,
platicábamos lo que haríamos en vacaciones de invierno. Ya que al día siguiente seríamos libres.

Fue después de un rato cuando empezamos a platicar sobre el esperado día de reyes.

-Los reyes magos no existen, son nuestros padres los que nos ponen los regalos- Dijo Arely.

Yo no sabía eso, no me resistí y unas lágrimas empezaron a caer sobre mis mejillas. Me empezaron a consolar, al parecer no era su intención.

En fin, me enjuagué y traté de disimular para que mi hermana no me descubriera y acusara con mi madre.

Ese día no fue Lya, afortunadamente.

Deseaba que sus amigas no me hayan visto, ya podía imaginarme esas risas y burlas sobre mí, un chico que llora porque no sabía que no existían los Reyes Magos. Bueno, Lya seguro ni me conoce.

Terminó el recreo, esperaba que no se noten mis ojos empapados y rojos. Siempre que me preguntan porque lloro, lloro mucho más.

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