III

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Querido Sean,

A medida que el tiempo pasaba lo comprendí.
Comprendí que estabamos encerrados en unos barrotes invisibles.

Pero tú y yo éramos la excepción. Corriamos sin prisa y andábamos con anhelo por dónde estuviéramos.
Te comías el mundo.
Tu ser, era el más grandioso, más impresionante y libre que jamás vi.

Era

Te hicieron trabajar y trabajar hasta convertirte en una de las personas más ricas del barrio.
Ellos, que parecieron darte la felicidad, te lo quitaron todo, dejándote con el ser que todos desprecian, con la cara oscura de la Luna de quién ningún poeta dedica sus versos.
Y no fui la única en darme cuenta.

Lo que los mayores jamás te contaron es que justo en el momento exacto en el que tenías las cosas que el dinero nunca pudo comprar fue el momento en el que más rico fuiste.

Pero no te culpo.

Tan sólo querías que ellos estuvieran orgullosos.

Lo que los mayores jamás te contaron.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora