IV

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Querido Sean,

En el momento en el que te diste cuenta que tu vida ya no era la misma.
En el momento que el demonio se apoderó de tí, desgarrandote, ahogándote en tu propio mundo, queriendo salir de tu piel y de tus entrañas.
En ese momento
Me recordaste, acudiste a mí.

Te diste cuenta que sólo te quedó tu sombra.

Pero lo que los mayores jamás de contaron es que, hasta tu propia sombra te abandona si no hay Sol.

Y te diste cuenta de la peor manera.

Aquel día era una mañana estupenda. Soleada, como a ti te gustaba.
Pero caiste. Y cuando estabas tumbado en el suelo, comenzó a llover.

Te vi ahí. Sólo y más que sólo. como dije, hasta tu sombra te abandonó.
Calado hasta los huesos. Con mil heridas, internas.

Decidí llevarte a casa, decidí que tenías que levantar.

Y nunca me lo pagaste Sean.


Lo que los mayores jamás te contaron.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora