Capítulo VIII

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Ya era tarde. La fiestecilla que mi pelirrojo montó para alegrarme el día fue increíble. No fueron grandes explosiones como en el mundo mágico, pero sí que fue romántico. Me quedé el resto de la noche a su lado, descansando la cabeza sobre su pecho. De este modo oía los latidos de su corazón, y me decía a mí misma que estaba vivo. Sin embargo la culpa apareció en mis pensamientos.
Si el sueño en el que vi a mi George era cierto, significaba que le había dado motivos para hacer cualquier locura. Le había dicho que estaba con Fred, y creo que no le sentó muy bien. No porque no desee lo mejor para mí o mi felicidad, sino porque él no lo tenía. George sin Fred no sería el mismo, porque siempre estuvieron juntos, excepto al final. ¿Y si George nunca se hubiera separado de él? ¿Habría cambiado algo? Estando juntos han sido dos muros que protegían a los suyos, pero al separarse ocurrían desgracias, como cuando le lanzaron aquella maldición a George. Recuerdo que aquella noche, Fred no pudo dormir.
Flashback
El aire se colaba por mi ventana. Ginny y Hermione estaban muy dormidas, yo me había despertado por una pesadilla. Me levanté, necesitaba salir un momento. Salí despacio del cuarto y caminé por el pasillo, entonces la puerta del fondo se abrió y vi salir a Fred. Me quedé de piedra, y él igual al cruzar nuestras miradas.
- ¿No hay sueño? -preguntó.
-Demasiadas preocupaciones... -contesté.
- ¿Ibas a algún lado? -preguntó al rato, al ver que no me movía.
- ¿Y tú? -pregunté por lo mismo. Él sonrió.
-Creo que ya lo sabes...
Miré de reojo la escalera: -George...
-No me le puedo quitar de la cabeza, y pensé en salir a dar una vuelta.
-Yo no podía volver a dormir.
- ¿Pesadillas?
-Sí...
-Vamos a dar un paseo. Ambos lo necesitamos. -propuso. Mi semblante se cambió, asentí.
Procuraba no mirarle, solo debía aguantar un paseo, nada más. Pero él no hacía más que alejarse de la casa.
- ¿Estás bien, Palmer?
-Perfectamente. Deberíamos andar más cerca.
- ¿Más cerca nosotros o más cerca de casa? -me sonrojé.
- ¡De casa! ¿Qué te hace pensar que quiera juntarme a ti?
-Nada, solo comentaba... -estuvimos en silencio mientras dábamos la vuelta. -Oye, quiero hablar con alguien de una cosa, y me gustaría qur fueras tú.
- ¿Hablar de una cosa...?
-Sí... Es que... No dejo de darle vueltas... ¿Y si Snape hubiera dado a George de lleno? ¿Si le hubiera tirado de la escoba, o si le hubiera matado allí mismo?
- ¿Cómo puedes pensar en eso? Es tu hermano, no deberías pensar en qué hubiera pasado si hubiera muerto. ¿Era eso de lo que querías hablar?
-Más o menos... Lo que quiero decir es que... Si hubiera pasado... Yo... ¿Puedo pedirte un sacrificio?
-Dispara.
-Si George llegase a estar en peligo, ¿me ayudarías a protegerlo? Sé que no soy nadie para pedírtelo, pero necesito confiar en alguien que vaya a estar.
-Puedes dar por hecho que voy a estar. Y sí eres alguien. Eres el hermano de mis amigos. Eres importante...
- ¿Para ti?
No contesté: -Volvamos a casa Weasley.
Fin del Flashback
Aquella fue la primera vez que Fred y yo mantuvimos una conversación más allá del hola y adiós.
Nos dieron las cuatro de la mañana, y al llegar a casa, mi madre estaba esperando para echarme una bronca que jamás olvidaría. Pero eso me daba igual. Me tumbé en la cama con una gran sonrisa, sentía calor en toda la cabeza. Fred, aunque pareciera muy superficial o muy caprichoso por querer chicas atrevidas y no a las que hay que defender, me quería. Y ya me quería de cualquier manera. La verdad es que a Fred le gustaban las chicas a las que podía enamorar, asombrar y proteger. Pero también quería que se supieran defender ellas mismas y que tuvieran carácter. Eso era muy importante.
Al abrir los ojos, volvió a pasar. Estaba de nuevo en aquel sitio. Y George volvía a sorprenderse de verme allí.
- ¡Nikky! ¿Vuelves ya?
-No. George, no sé aún cómo hacerlo.
-Tiene que haber una forma.
-Lo sé... -levantó la mirada.
-No quieres volver. -le miré a los ojos. -Vas a quedarte allí.
-La verdad, me lo estoy pensando... Está pasando lo mismo que allí y aún no he podido evitar nada.
-Eres muy egoísta. Solo vuelves porque no tienes lo que quieres.  ¿Y qué pasa con tu familia, tus amigos, tu mundo?
-Aquí les tengo.
- ¿Qué pasa conmigo?
- ¿Contigo? También te tendría aquí.
-No te importan, ni una pizca. Tampoco te importo yo, ¿verdad?
- ¿De qué estás hablado, George? Me importas, eres mi amigo. O eso creía... -di un paso atrás.
-Nikky, ese mundo te está llevando consigo, y tú te dejas manipular. ¡Lucha! Y vuelve a casa. Este es tu lugar, ¡no ese!
- ¡Este es mi lugar! Aquí soy feliz.
- ¡Hasta que uno muera! Dime, ¿qué harás cuándo muera Luke? -se agarraba con fuerza a los barrotes.
-Lo afrontaré.
-Eso no te lo crees ni tú. ¡Van a morir, otra vez! Y, Nikky, te conozco, cuando eso ocurra, te dolerá, puede que más que la primera vez.
-Eso no lo sabes.
-Sí. Sí que lo sé.
- ¡No! ¡George, no me vas a hacer cambiar de idea! ¡Déjame en paz!
Todo empezó a desaparecer. George me miraba fijamente, y podía ver que le había roto el corazón. Me dio lástima y sentí culpabilidad.
-Nikky... ¡Espera! Yo... -le miraba distante, viendo como todo desaparecía, su rostro, su cuerpo, todo. -Yo te... -antes de que acabara todo se desvaneció y yo me desperté.
Estaba agitada, sudando, asustada, culpable, eufórica, enfadada, nerviosa, triste... No hizo falta escuchar la última palabra, yo supe que iba a ser "quiero". No sé cómo se me ocurrió pensarlo. George era un gran amigo, pero ninguno sentía nada más. O eso pensaba. ¿Podría estar George enamorado de mí? Y si era así, ¿desde cuando? Pensar en ello me hizo sentir peor. Yo le dije tantas veces lo que sentía por Fred... Y él nunca dijo nada. ¿Cómo no lo vi nunca? Si lo hubiese sabido, habría tenido más cuidado, se lo habría dicho una sola vez, para no hacerle sufrir más de lo que debía sufrir ya de por sí... Pero nunca me dijo nada. Nunca hizo ni dijo nada. ¡Será estúpido!

Que suerte tenerte (Fred Weasley): Primera Temporada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora