- Dime, ¿Qué carrera estudias?- me pregunta Luca mientras bebe el Baggio.
- Licenciatura en Química-Por poco él escupe el jugo. Lo miré expectante y sorprendida-. -¿Qué?
- Mi hermana Emma estudia eso y ella esta en segundo.
Antes de que pudiera responder escucho y veo a una chica muy parecida a él que viene hacia donde estamos.
- Luca, querido y único hermano, ¿ me harías el favor de convidarme el Baggio que me muero deshidratada?
- No es mío, es de Amelia- me señala a mi.
- Toma tranquila- la miro con una leve sonrisa -Ella agradece y bebe-. Eres Emma, ¿no?
- Sip, un placer. Estás en mi clase y nos tenemos que conocer por mi hermano gemelo.
Sonrío. Ella esta vestida sencillamente: remera, jeans, zapatillas. Lleva su hermoso cabello suelto, le llega a la cintura con la raya al medio. Es hermosa.
- A ver, son las diez, hay que ir pensando en el almuerzo. Este cuerpecito bello no se hace solo. -dice Emma.
-¿Y que comemos? - pregunto.
Pensamos unos momentos y se nos ocurre ir al bar universitario a almorzar, ya que el comedor esta completamente lleno. Caminamos por el senderito que lo conecta con la facultad y noto por mi visión periférica que Luca me está mirando y me pongo un poco nerviosa. Me incómoda que me miren y no saber el porqué. Recurro a mi mayor esfuerzo para disimular mi incomodidad y por poco lo logro, hasta que en el bar él me abre la puerta para entrar y nuestras miradas se cruzan una milésima de segundo que para mi dura una eternidad.
-A ver enamorados, quiero comer.
Emma nos despierta del lapsus y nos obliga a centrarnos en elegir el menú. El bar no es tan grande ni tampoco pequeño, es un hexágono donde están distribuidas las mesas de tal forma que cuesta pasar y llegar a dónde se hacen los pedidos. La caja está en paralelo a la puerta de entrada, separadas entre si por las mesas. Elegimos una con vista al edificio de odontología y dejamos las mochilas.
-Amelia, ¿qué vas a comer?.
-Quizá solo unos tostados, igual no tengo mucha hambre hoy,Luca.
-¿Te molesta si pedimos uno solo y comemos los dos?
-No, para nada.
Busco en mi mochila la billetera y, de los nervios, cuando la encuentro, se me cae al suelo. Me pongo como un tomate y me agacho para levantarla, y lo mismo hace Luca sin que me diera cuenta, lo que provoca un choque de cabezas bastante doloroso. Cierro los ojos y no me doy cuenta que su mano está tomando la mía, que ya tomó la billetera.
-Creo que la próxima vez no deberías agacharte, Am.- dice Luca mientras se frota la cabeza en el lugar del golpe y empieza a reír. No puedo aguantar la risa yo tampoco.
-¿Am?
-Espero no te moleste que te llame así, es corto y bonito.
Lo miro sonriendo.
-No me molesta. Dime Am.
