Capítulo 4

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-Creo que te estás confundiendo de persona.

-Pero qué dices, ¡si eres tú!

-No sé qué clase de broma es ésta, pero te repito que te confundes, yo no me llamo Emma.

-No es posible, eres exactamente igual a ella, eres tú...

La chica cada vez se molestaba más, si era Emma realmente actuaba bien. Había algo en ella que me daba la sensación de que no era la real, pero físicamente eran demasiado iguales y eso me desconcertaba. Dejé ir a la chica mientras pensaba que una oportunidad de encontrar a Emma se estaba esfumando, pero entonces decidí seguirla.

Pasó un buen rato hasta que la chica se paró delante de un portal, llamó al quinto piso, se esperó hasta que alguien la abrió y se adentró dentro, dónde ya la perdí de vista. Pude apuntar la dirección, no sabía qué significaba todo aquéllo pero de momento no quería perder de vista a la que parecía ser el clon de Emma. Decidí volver a casa y tumbarme un rato, no me apetecía comer ni me apetecía hacer nada, tan sólo tumbarme. No entendía en qué punto de mi vida me encontraba, estaba buscando como un loco a mi desaparecida novia la cual dos días antes me había plantado en el altar, hoy acabo de ver a su clon quién todavía no sé quién es. ¿Qué más sorpresas podía darme Emma? Sin duda me había enamorado de una chica peculiar.

Miré el móvil, eran ya las séis de la tarde. Del mismo cansancio me había dormido. Alcé el tronco y aún recostado en la cama observé que sobre el escritorio alguien me había dejado un plato de comida y una nota al lado:

Cariño, espero que al despertarte se te abra el hambre. Nos vemos cuando vuelva del trabajo, cuídate.

Desde luego mi madre me cuidaba demasiado, pero era algo que ella hacía con ternura, así que era imposible no hacerse de agradecer. Comí todo lo que me había puesto en el plato mientras pensaba en qué hacer. Ya sabía, la respuesta era llamar a Mia. Ahora mismo ella era la única que podía ayudarme.
Marqué su número y al instante respondió:

-¡Aydher!

-Mia, qué euforia es ésta jaja.

-Ver una llamada tuya es saber algo nuevo, así que alúmbrame.

-No sabría como decírtelo por teléfono sin que lo veas con tus propios ojos...

-Inténtalo, que me dejas en ascuas.

-Bueno, va a sonar muy bestia pero digamos que se me ha aparecido el clon de Emma.

-¿¿QUÉ?? Aydher, sin bromas por favor.

-Ha sido hoy en el parque, delante mía se me ha cruzado una chica idéntica a ella pero con el pelo y la ropa distintos a como ella lo solía llevar.

-No me lo puedo creer...

-Lo sé, y por eso mismo la he seguido y tengo su dirección. Si quieres acompañarme a hablar con ella...necesito comprobar algo.

-Está bien, cuanto antes vayamos mejor. ¿Qué tal ahora?

-Genial, a las siete delante del bar, ¿va bien?

-Sí, claro, hasta ahora Aydher, chao.

-Hasta ahora Mia, adiós.

La energía que rebosaba Mia era increíble, me encantaría que se me contagiase ese ánimo pero me era imposible. Emma realmente era todo cuanto quería, así que me era imposible no exteriorizar lo que sentía.

Cuando llegué eran las siete clavadas, otra vez Mia había llegado antes, su puntualidad me hacía hasta sentir mal.

-Buenas Mia, si te parece bien, tomemos algo antes de ir para allá y hablamos todo claro.

-Por supuesto, vayamos dentro.

Y otra vez esperamos a hablar cuando ya nos habían servido. Ésta vez ella tomaba un granizado de limón y yo una horchata.

-¿Estás seguro de que es tan parecida a ella?

-Y tanto, ya te darás cuenta nada más la veas.

-No si te creo Aydher...pero el problema está en cómo hablar con ella para hacerle ver su parecido con Emma en caso de no ser ella y que nos crea.

-Pues mira, yo había pensado que podrías empezar tú a hablar con ella que te veo más hábil.

-Ya, pero dime qué es lo que se supone que le tengo que decir, aunque y tú, ¿qué piensas hacer?

-A ver, tú le explicas nuestra situación de manera que ella nos pueda comprender y yo, para que se lo acabe de creer, como prueba he cogido una foto de Emma.

-Bien pensado, Aydher, aunque tampoco es que podamos hacer nada mejor.

-Si tan poco te gusta mi idea sugiere tú algo, listilla -dije con tono burlón.

-Me parece estupendo tranquilo, pero deberíamos ir ya antes de que se haga tarde.

-Sí, salgamos.

Nos quedaba un buen trozo por andar, los nervios me mataban por dentro, yo esperaba que aquéllo que había preparado fuese más que suficiente para ver quién era realmente aquella chica.

-Oye Aydher, ¿cómo piensas entrar al portal sin llamar?

-Pensaba que eras más lista...con esperar a que algún vecino entre o salga, suficiente.

-No había atinado, lo siento -dijo Mia algo nerviosa.

A los diez minutos ya habíamos llegado, por suerte un vecino en ese momento estaba saliendo del portal así que fácilmente nos metimos dentro. Era todo hecho de mármol, bastante amplio y con una fila llena de espejos grandes, pues no era un mal sitio. Finalmente estábamos en el ascensor, callados, hasta que Mia rompió el silencio:

-Aydher, ya sé a quién corresponden las iniciales de la carta dirigida hacia Emma, o al menos eso creo.

-¿De quién son? No me dejes a mí ahora con la duda.

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