[03] Los Inferni

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03.

Los Inferni

Dentro de La Sombra, la gente reía, bebía y bailaba al compás de la música. Había chicas hermosas atendiendo la barra, que por cierto estaba atascada en uno de sus costados por la misteriosa pandilla Inferni, quienes según pude notar, no perdían el tiempo con algunas de ellas.

Jason puso su mano en mi cintura y me encaminó hasta lo que parecía ser una pequeña zona VIP en el segundo piso, desde la cual se podía ver toda la pista y la barra a través de un espacio abierto en el centro de la sala, rodeado por un barandal de color negro con detalles de madera.

Cuando nos sentamos en la pequeña salita, un chico vestido de negro se acercó. Dominic le indicó lo que tomaríamos y Marina se levantó —En seguida regreso.

Antes de que pudiera levantarse por completo, Jason la tomó del brazo y la sentó de nuevo en su lugar. —Nada de drogas hoy, Marina. Hoy no. —Ella le miró por un momento con el semblante serio. Enseguida le sonrió y con destreza le plantó un beso en la nariz.

—Yo decido sobre mí, Jay. —Jason volteó a verme por un segundo y ella aprovechó para soltarse, se levantó y se mezcló entre la gente del pasillo hasta que su rizada cabellera no pudo verse más.

Sentí una extraña revoltura en el estómago encima de un poco de impotencia, puedo aclarar. Reconozco que esa noche había fantaseando suficiente con Jason gracias a sus atenciones, creándome expectativas de algo que seguía poco claro. Era momento de poner los pies sobre la tierra otra vez, quizá el chico solo había estado siendo cordial conmigo, sin duda alguna yo no era una "Nueva Cenicienta" más.

La botella llegó a nuestra mesa y con ella se rompió el momento tan incómodo que nos había encapsulado. Entonces Dom sirvió algunos tragos, Sonia los repartió y comenzamos a beber. Jason dijo algunos chistes tontos y reímos con él, o quizá de él (que pudiera significar lo mismo ya que su risa era bastante contagiosa).

Unas luces se apagaron dentro del sitio, más gente comenzó a llegar y la pista ya se veía repleta, todos ahí la estaban pasando muy bien.

Pasado un rato, Dom nos contó algunas de sus experiencias lidiando con la rebeldía de Marina. Al parecer, cada vez que él aparecía para sacarla de aprietos, ella terminaba sacándolos a ambos.

Parecía que Dominic tenía la mala costumbre de empeorar las situaciones críticas con su mal temperamento. Él lo reconocía, incluso le hacía gracia. Pero también le hacía feliz que su hermana tuviese esa fuerza. Marina era audaz y su exótica belleza resultaba hipnotizante para muchos, ella lo sabía y en el presente lo utilizaba a su favor. 

Pasa que, los gemelos tuvieron que enfrentarse a momentos difíciles desde chicos, al formar parte de una de las primeras familias de color que se mudaron a Centralia (que hace algunos años era un pueblo más chico y sin duda, con gente mucho más cerrada y descortés).

A sus padres les costó abrirse paso y, de no ser porque ahora forman parte de una de las familias más adineradas del pueblo, quizá seguirían recibiendo comentarios racistas y exclusión como al inicio. Pero, a juzgar por su carácter y su inteligencia para los negocios, se ganarían el respeto de cualquiera, en cualquier sitio.

—Oh, no puede ser Scar ¡AMO ESA CANCIÓN, TIENES QUE VENIR CONMIGO!— chilló Sonia a mi costado. En ese mismo instante me levantó de un jalón y entre risas bajamos las escaleras hasta llegar a la pista.

Rojo Escarlata | ·  En curso ·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora