04.
Lodo
Hubo un largo e incómodo silencio de vuelta a casa, Jason se veía tenso y Dominic no dejaba de enviar mensajes desde su celular. El alcohol aún me tenía mareada y el aire acondicionado alimentaba mis ganas de vomitar.
Me había sentado entre Sonia y Marina, quienes no se dirigían ni la mirada, y el auto avanzaba a una velocidad que me ponía nerviosa.
El apresurado paso de los árboles a través de las ventanas lograba causarme jaqueca, y el cuarzo que colgaba de mi cuello parecía sentirse ¿Caliente?
En esencia, no estaba del todo sobria y, aunque apestaba a cabellos rostizados, en realidad no me sentía tan mal. A mi parecer no había sido una mala noche, y no porque haya tenido peores, sino por el hecho de que había bailado hasta no sentir los pies y me sentí muy viva, libre.
Cuando noté que había comenzado a llover, me acerqué al frente, sosteniéndome del asiento de Jason para intentar subir el volumen a la música.
—¿Qué haces? —al parecer no le resultó una buena idea.
—Subir el volumen, el ambiente es fúnebre. —estiré la mano y deslicé un dedo en la pantalla para arrastrar el volumen a tope.
—Scar, deja eso por favor. —alzó la voz y bajó con rapidez el volumen.
—No seas idiota, sube la música Jason. —intervino Marina. Me hizo a un lado y subió el volumen nuevamente. Luego comenzó a cantar entre dientes mientras revisaba su celular.
Dominic se desesperó, le dio un golpe a la pantalla y ésta se apagó. Al parecer el anillo que traía en la mano logró estrellarla. —¡Qué no, Marina! Como siempre ¡No tienes idea de la magnitud de la situación!
—¡Ey!, ¡¿Qué demonios les pasa?! —Jason dio un frenazo y la inercia nos descolocó de nuestros asientos —¿A caso quieren que me maten?
—Lo siento. —respondí con culpa y me re-acomodé en mi lugar.
Él llevó una mano a su frente y luego la pasó sobre sus ojos, ahí la mantuvo por unos segundos y dio un respiro profundo. Exhaló despacio y suscitó. —Vámonos de aquí. —y cuando encendió la camioneta un grito ahogado nos tomó por sorpresa.
—¡JASON!, ¡EL CAMIÓN!
Sonia nos hizo voltear a la izquierda, hacia el origen de una potente luz que nos iluminó repentinamente. Después, todo a mi alrededor avanzó en cámara lenta.
Para cuando las bolsas de aire se accionaron, los vidrios de las ventanas ya se habían hecho añicos. Cubrí la cara de Sonia con mis manos y sentí cómo los pequeños cristales me picaban los brazos cual hormigas.
La camioneta dio varios giros sobre la carretera hasta salir disparada colina abajo. Lo que parecía ser el inicio de un deslave nos atrapó gracias a que el lodo suelto sujetó los neumáticos, evitando que nos volcáramos. Pero conforme avanzábamos, nos sumergíamos con velocidad entre el barro y las rocas, que comenzaron a entrar por las ventanas rotas y a revolverse con los cristales.
Jason se aferró al volante para mantenernos en una misma dirección, pero ni siquiera sabíamos que había frente a nosotros puesto que el parabrisas estaba estrellado y cubierto por el lodo y la rudeza del caer de la lluvia.
Dominic puso ambas manos sobre el parabrisas y entonces el barro ¿Se orilló? No comprendí lo que había sucedido, pero una hilera de árboles nos esperaba al frente y estábamos a segundos de estrellarnos contra ellos.
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Rojo Escarlata | · En curso ·
Fantasy¿Qué harías si te fuese arrebatado todo aquello que por ende te pertenece?, o si llevaras una vida repleta de engaño, confusión y gente que te miente por no perder la vida. Ser Elemental y enterarse en el momento menos esperado no es algo que se t...