El pequeño Regalo

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Narra Spring

–Solo tienes que ayudarme a cambiar los brazos de Spring por los míos de todos modos nadie se dará cuenta él y yo somos de un tono de piel y complexión física similar, Mis brazos están en perfecto estado– hablo la castaña, yo le observaba sorprendido.
– ¿pero por qué?, tu quieres estar en funcionamiento – hable confundido y ella me sonrió.

– Tienes que cuidar a Golden ya que él es muy idiota – respondió burlona y el rubio la miro molesto

– Solo digo la verdad Fred, sabes no me gusta tu nombre de Fredbear, es... raro – agrego indiferente, el mencionado le acomoda mis brazos a ella realmente no se notaba el cambio.
– Ah... no me importa, si a Spring le gusta todo está bien – Respondió indiferente y ella rió.
–Lo sé tu mundo no deja de girar en torno a el – hablo ella

 Yo solo los miraba un poco confundidos ¿Con que se refiere al decir eso? Digo... hay una infinidad de cosas a las que dar referencia... Bueno en realidad dos pero pues eso no importa ellos me ocultan algo.

– Como sea, realmente tus manos estaban dañadas – hablo ella.

 Fred conectaba los cables de los que ahora son mis brazos, se notaba que ella trataba de mover los dedos pero no era posible.

– Ilse... no era necesario que hicieras esto por mí... Me siento un poco mal de que no puedas estar ni si quiera en funcionamiento en un futuro por mi descuido y torpeza, debí cuidarme más – Hable apenado por lo sucedido pero ella no le dio tanta importancia.
– Ya te lo dije, Por algo pasan las cosas – hablo tranquila y como pudo se sentó en su rincón.
-Quizás en un futuro podamos, no se ¿salir de aquí? –murmuro.

 Yo la mire curioso, la verdad es que si me llamaba la atención conocer fuera del local, pues siempre viene gente diferente al local, claro que también hay gente que viene seguido y cosas así pero, supongo me entienden.


-Como sea si los necesito se los are saber, por ahora hay unas camisas en esas cajas alguna debe ser para ti Spring, ha y practiquen mucho para el día del cumpleaños – hablo ella un poco desinteresada en todo eso no era normal en ella, si es rara pero no para tanto.
– Bueno entonces me llevo al conejo y te dejamos descansar –hablo el oso mientras me cargaba y me sacaba de ahí, después me dejo en el escenario yo traía mi nueva camisa en manos, así que me quite el chaleco y la vieja camisa para ponerme la nueva.
–¿Aquí? – Pregunto el mayor y le mire confundido.
– ¿Por qué no? solo estamos tu y yo - .

Las  aventuras de Golden y SpringDonde viven las historias. Descúbrelo ahora