Aleph

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 Primer Capítulo-  El Aleph

Era una tarde lluviosa. A través de las vitrinas la lluvia caía. Mientras la profesora hablaba de los Helenos y romanos, Ernest, pensaba en aquella tarde lluviosa donde se despidió de él para siempre.

Fue una tarde lluviosa y en el puerto alejado de todos, entregaba por última vez sus besos a quien consideraba el amor de su vida. Entre lagrimas despidió el barco que llevaba a otro lugar los sueños y anhelos de un futuro, que era de ambos… y ahora no tenía sentido. Corrió hasta el final del muelle hasta donde vio lo que era su peor pesadilla, ver el amor de su vida partir, lejos del, de lo que conocía, de sus brazos, de sus labios, de su amor. Verlo partir por siempre le partía el alma en mil pedazos.

A través del cielo, aviones de guerra cruzaron desde las montañas y se acercaban  hacia el área donde ahora en la lejana franja oceánica se observaba el barco que se llevaba el amor de su vida. Ante sus ojos observo como las estelas de fuego hundían el barco y con él se hundía no solo el sino los tripulantes y con ello su corazón y el de su amado.

-Sr. Mahoney despierte

De un sobre salto Ernest Mahoney se levanto. Con el corazón a mil por horas y con el pensamiento en el sueño que había tenido y aun no comprendía observo a su alrededor y vio como todos lo observaban y la profesora enfadada lo reprendía.

-La próxima vez le traigo una frazada y una almohada para que se le haga más fácil y cómodo.

-No se preocupe Sr.Clarkson yo lo traigo por usted.

Todo el grupo estallo en un mar de carcajadas y el volvió a pensar en ese sueño que llevaba mese soñando. Una guerra que no comprendía y mayor aun no comprendía cómo podía estar amando tan apasionadamente a un hombre cuando el tenia una novia, bueno más bien una esposa porque llevaban una relación desde niños.

El pensamiento de estar con un hombre lo desconcertaba por completo. Mientras caminaba por el pasillo ancho del instituto hasta su armario. Su novia se le acerco. Ella era la principal líder de las porristas. Era hermosa de por su, con una gran sonrisa, un hermoso cabello rubio, unos hermosos ojos azules, cuerpo esbelto, en fin todos querían ser como ella  por eso tenía siempre una cola de followers detrás de ella.

-       Corazón estas bien, luces algo pálido.- tocándole el rostro con cara de preocupada y mirando a todas las demás chicas del pasillo como si estuviese tocando un trofeo.-Espero que no sea por tu juego de esta noche.  Recuerda que este será tu último partido en este instituto de mediocres como el mejor mariscal de campo de todos los tiempos. Luego de eso nos coronaran como rey y reina del baile.

En parte era cierto lo que decía, el mejor mariscal de campo que había pisado los pasillos del Instituto MinoCret en mucho tiempo media unos 1.80, ojos heysel, cabello castaño y un cuerpo digno de un adonis. Su sonrisa de revista lo hacía perfecto y el sueño de todas las colegialas.

-Si amor estoy bien no te preocupes, y por favor deja de estar haciendo alardes no soy un trofeo.

-Para mis eres más que eso y además espero que así sea porque si esta noche ganas  luego del partido – acercándosele con un índole un poco sexual- te daré una sorpresa- dijo Diane  y partió riéndose con las otras porristas.

Mientras ella se aleja por el pasillo, vuelve a la mente de Ernest, los recuerdos del sueño que tuvo y recuerda lo raro que se siente cada vez que piensa o esta con Diane. De igual forma piensa en los besos que le da al hombre en el sueño y lo bien que se deben sentir en la realidad. Sin percatarse sigue caminando por el pasillo y tropieza con un joven. Papeles, libros y cuadernos vuelan por el aire.

-Disculpa- dijo Ernest doblándose a recoger los papeles en el suelo. Cuando este levanta la cabeza para entregarle los documentos al joven lo mira fijamente a los ojos. Unos ojos verdosos, bajo una piel cremosa que lo transportan nuevamente a un mundo que no conoce, Al toque de sus manos percibieron como si se conociesen de toda la vida. Miles de historias ven correr a su alrededor y atreves de sus ojos. Ambos ven su vida juntos y como un barco los separa.

 En  ese momento despiertan ambos del trance a la realidad. La cual fue muy pesada que los tumba al suelo nuevamente.

-Que fue eso- dijo Ernest restregándose los ojos y sobándose la cabeza por el dolor. Cuando logra abrir sus ojos lo único que vio fue una estela a lo lejos porque ya el chico se había ido muy lejos. Ernest se quedo ahí tirado pensando en todo lo ocurrido y quien será el chico.

Amante MagoWhere stories live. Discover now