Infiltración

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Era medianoche. Los Merodeadores y yo fuimos a mi escuela. Yo no podía estar más nerviosa. (¡Me volví loca!)

Los alrededores del colegio estaban poco iluminados. Había mucho silencio y la silueta del edificio se veía tétrica.

Es la primera vez que tenía miedo de entrar a la escuela que había asistido desde el jardín de niños. Pero no solo por eso estaba nerviosa. Los cuatro nos habíamos ocultado bajo la capa de invisibilidad de James (que después pasaría a manos de Harry) y teníamos que estar demasiado... cerca.

-Sirius, agáchate- ordenó Remus.

-Pero si ya estoy agachado- se quejó Sirius - Auch! James, me pisaste.

-No es cierto -Se quejó James.

-Ups, perdón- dije - Creo que fui yo.

-¿Puedes tener más cuidado?- me dijo Sirius "demasiado" cerca.

-No te acerqués así- le reproché alejando mi cabeza de la suya.

-¿Por qué? ¿Te pongo nerviosa?- preguntó con una sonrisa burlona (sexy) y acercándose atrevidamente a mi. Le di una bofetada.

-Ay! ¿Por qué me golpeas?- se quejó él.

-Porque sos un pervertido descarado

-Shh. Guarden silencio- dijo James- Alex mejor acércate más a mi.

-Ni loca- dije yo.

-Es que estás muy lejos y se ven nuestros tobillos.

-Creo que esta capa nos está quedando chica- dijo Remus.

-Bueno, es que crecimos bastante durante el verano- dijo James.

Al fin llegamos frente a la puerta principal. Miré alrededor y al parecer no había nadie.

-Alohomora - dijo James apuntando con su varita la cerradura, y la puerta se abrió.

Entonces... entramos. Podía sentir los latidos de mi corazón en la garganta.

-Homenum revelio- dijo Remus levantando su varita. No sucedió nada.

-No hay nadie ¿Verdad?- pregunté yo.

-¿Sabes para que sirve ese hechizo?- preguntó Remus.

-Si... conozco algunos hechizos y encantamientos.

-Cada vez me sorprendes más- dijo James con una sonrisa.

Salimos de debajo de la capa. James la enrolló y la guardó entre sus ropas.

-Bien, guía- dijo Sirius dirigiéndose a mi- Eres la que conoce mejor la escuela ¿Hacia donde vamos?

-Bueno...- dije yo pensando en cual sería el camino más fácil de llegar a la sala de la directora- Vamos a subir las escaleras. Después entramos en el salón de arte. Ahí hay un pasadizo que lleva al pasillo frente a la dirección.

Los chicos se iluminaban con las varitas. Yo tenía una linterna.

Los tres me siguieron. Llegamos al piso de arriba y entramos al salón de arte. Se veía un poco sombrío en comparación de cómo luce de día. Me dirigí hasta la parte de atrás del salón y había una puerta que se camufla con la pared. Solo unos poco saben que está allí. Traté de abrirla pero estaba cerrada.

-No abre- dije yo.

-A ver, permíteme- dijo Sirius- Alohomora.

La puerta se abrió y entramos. Caminamos un par de metros hasta encontrar otra puerta. James la abrió y entonces nos encontrábamos en el pasillo que dirige a la dirección.

-Llegamos- dije yo. La puerta de la dirección también estaba cerrada, pero los chicos la abrieron (Creo que mi vida sería más fácil si tuviera varita),

Entramos en la sala. Yo encendí la luz luego de cerrar la puerta.

-Bien, ya estamos aquí- dijo Sirius- ¿Y ahora qué?

-Revisemos el lugar- sugirió Remus- Tal vez encontremos algo que no concuerde con una habitación muggle.

Los cuatro comenzamos a revisar el lugar. Primero los archivadores, el escritorio. Luego las paredes, el techo, el suelo. Pero no había nada raro. Todo parecía indicar que se trata de una habitación normal.

-Aquí no hay nada- dijo Sirius.

-Es cierto- dijo James- Es una habitación normal.

-Tendremos que pensar en otra cosa- sugirió Remus.

-¿En qué lugar exactamente aparecieron?- pregunté yo.

-Aquí- respondió James- Justo delante del escritorio.

-¿Y si se paran justo donde aparecieron?- sugerí yo -No sé. A lo mejor hay algo así como un portal o algo.

-Podemos probar- dijo James.

Los tres se disponían a colocarse en los lugares donde habían aparecido.

-¡Esperen!- dije yo.

-¿Qué sucede?- preguntó Remus.

-Es mejor que yo salga. No vaya a ser cosa que viaje con ustedes.

-Si... eso creo- dijo Remus.

-Entonces esta es la despedida- dijo James.

-Creo que si- dije yo- Me dio gusto conocerlos.

-A nosotros también- dijo Remus con una sonrisa.

-Es una lástima, pero creo que no podré cobrarme lo de tu mordida- dijo Sirius.

-¿Seguís con eso?- pregunté yo divertida.

-No. No hablaba en serio- dijo el con una sonrisa.

-Te vamos a extrañar- dijo James sonriendo.

-Si... creo que yo también- contesté con una sonrisa melancólica.

Entonces el momento había llegado. Ellos volverían a su mundo. Así era como tenía que ser. Me acerqué a ellos y les di un tierno beso de despedida a cada uno. Los tres me miraban raro. Casi de la misma manera que cuando nos conocimos.

Salí de la sala y cerré la puerta. Apoyé mi espalda contra la pared y me quedé ahí un momento. "Bueno..." pensé en aquel momento "de vuelta a mi solitaria vida".

La argentina y los Merodeadores Donde viven las historias. Descúbrelo ahora