Capítulo 4 - ¡Novios!

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El día siguiente cuando llegamos al instituto todo el mundo se nos quedó mirando. Supongo que es normal ya que no ves cada día a la chica rara y al chico más guapo del instituto caminando cogidos de las manos y hablando.

-Te veo más tarde, ¿vale? - me preguntó Peeta delante de la puerta de mí clase.

-Vale – dije – te quiero.

-Yo más – respondió con una sonrisa.

Me dio un beso y se fue a su clase. Cuando yo entré a la mía, fui a sentarme en mi sitio de siempre y antes de que llegara la profesora, Delly, la chica más popular del instituto y la capitana de las porristas se sentó a mi lado.

-Hola bicho raro – dijo.

-Hola – dije yo, extrañada porqué me estaba hablando directamente.

-Supongo que te preguntarás qué hago aquí – dijo con una sonrisa maliciosa.

-Pues la verdad es que sí.

-Vengo a advertirte una cosa – dijo mirandome seriamente – apartate de Peeta o te las verás conmigo.

Sin decir una palabra más se fue y me dejó sentada y confusa. La siguiente clase la tenía con Peeta así que cuando sonó el timbre salí rápidamente. Pero alguien se me había adelantado. Peeta estaba fuera del salón esperándome con una sonrisa.

-Hola preciosa – dijo cuando me acerqué a él. ¡Amo qué me llame así! - ¿todo bien?

-Todo bien – afirmé con una sonrisa.

Me cogió de la mano, entrelazó nuestros dedos y fuimos a la siguiente clase.

Durante la hora del almuerzo Peeta me notó extraña.

-¿Estás bien? - dijo - ¿He hecho algo mal?

-¡No! ¡Claro qué no has hecho nada mal! - dije – es sólo que me preocupa una cosa que me ha dicho Delly esta mañana.

-¿Qué te ha dicho? - dijo Peeta confuso.

-Que me apartara de tí o me las vería con ella.

-¡Está loca! - gritó - ¿Por qué no ve que estoy enamorado de tí?

-No lo sé – djie.

-Bueno, cambiemos de tema – dijo - ¿te apetece ir al cine esta tarde?

-Claro, ¿a qué hora?

-¿Te parece al salir de aquí?

-Seguro.

Estuvimos el resto del almuerzo hablando y cuando acabaron las clases subimos a su coche.

-Bueno, escoge tu la película – dijo.

-¿Y porque yo? - dije – vamos los dos a verla ¿no?

-Si, pero así si nos equivocamos de película no me vas a dar la culpa a mí – dijo con una sonrisa.

-Tonto – dije sonriendo.

-Tu tonto.

-Mi tonto – afirmé.

Durante el camino Peeta cogió mi mano y no la soltó hasta que llegamos, y esa fue una cosa que amé.

-Bueno cariño – dijo – hemos llegado.

Al final decidimos que película veríamos a suerte y tocó una de zombies. La película era horrorosa, pero tener a Peeta a mi lado diciendome cosas dulces al oído y dándome besos en la mejilla hizo que me lo pasara genial.

Después del cine aún era temprano así que decidimos ir a dar una vuelta por un parque cercano, el mismo que el de nuestra primera cita. Nos sentamos en un banco y estuvimos hablando un rato. Pero la mayor parte del tiempo nos lo pasamos dandonos besos. En ese momento Peeta, mí novio era mi persona favorita, con quien podía hablar sin ningún tapujo y con quién podría pasar mí día entero.

Peeta me llevó a casa y cuando él se marchó, yo entré y me encontré a la más grata sorpresa.

-¡PRIM! - grité - ¿Qué haces aquí? - pregunté abrazándola.

-He venido a pasar unos días con mi hermanita, ¿te parece bien?

-Claro que sí.

Estuvimos toda la cena hablando y contándonos cómo nos había ido todo, hasta que ella sacó un tema con una sonrisita.

-Y dime hermanita ¿por qué estás tan feliz?

-Mi hermana mayor ha venido a verme – dije nerviosa - ¿no es un buen motivo?

-Supongo que si – dijo – pero por tu cara yo diría que estás enamorada.

-Bueno – dije sonrojada – tengo novio.

Prim se levantó corriendo y me abrazó contentísima.

-¡Mi hermana tiene novio! - gritaba feliz – y ¿cómo se llama?

-Peeta – dije sonriendo al recordarlo.

-¿Y cómo es? - preguntó - ¿es guapo?

-¡Es guapísimo! Es el capitán del equipo de futbol, el chico más guapo del instituto – dije – es rubio y tiene los ojos azules. También es bastante alto y es generoso, simpático, amable, cariñoso, tierno...

-Vaya, si que estás enamorada – dijo sonriendo - ¿qué te parece si mañana lo invitas a cenar? Ya sabes, así lo conozco antes de que me vaya.

-Mañana se lo diré – dije – ahora voy a la cama, estoy muy cansada.

-Hasta mañana hermanita, sueña en Peeta.

-Ni lo dudes – dije en un susurro para que no me escuchara.

Llegué a la habitación me puse el pijama y me tiré a la cama. No tardé mucho en dormirme y, evidentemente, soñar con Peeta.


- Te amo Katniss - PeetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora