Capítulo 4

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Llego la noche mi momento favorito del día, desde siempre me a gustado salir al balcón y ver más allá de la puerta del patio del jardín de rosas blancos del palacio, ver como pequeñas luces aparecían una tras otra por cada habitación del pueblo, como si millones de estrellas brillaran en el suelo ahuyentando a la oscuridad.

Aveces cuando la luna aumenta de tamaño y te ayuda a ver mas allá,  los límites de la frontera, El rió divisorio y el bosque que protegía al reino, todo se podía distinguir desde el balcón de mi habitación.

.-. Señorita kuchiki .-. Hacen un llamado a la puerta.

.-. Adelante.-.

.-. Esta tarde su alteza, vino a buscarla.-. Se acerca una de las doncellas del plació.-. Pero no sabía dónde se encontraba usted.-. Extiende el bazo para entregarme un trozo de papel -. Y me dejo esta nota.-.

Había escapado de un posible encuentro con ichigo esta tarde en el palacio y ahora me encuentro con un pequeño trozo de papel.

.-. Gracias.-. Lo tome temerosa.

.-. Eso era todo señorita... que tenga una excelente noche .-. Hace una reverencia y sale de la habitación.

Mi manos aun temblaba y las náuseas de esta mañana habían vuelto. Me había enfrentado a numerosas pruebas a innumerables guerreros, y jamás había sentido miedo. Ahora comprendo perfectamente a que sabe.

Junte el poco valor que aún conservaba, y desdoble el trozo de papel lentamente, las piernas me temblaban, mi pecho estaba agitado por culpa de mi inquieto corazón, tenía miedo, miedo a que en esa nota hubieran palabras de reproche y desprecio. Al tenerlo total mente desdoblado por reflejo cerré los parpados, antes de que mis ojos pudieran captar cada palabra de ese trozo de papel en blanco. Sabía que esto era una monumental tontería pero el miedo se había apoderado. 

Ichigo fue mi primer amigo, la primera persona con quien forme un vínculo después de a ver llegado a esta ciudad, se convirtió en mi motivación para volverme fuerte por eso y por muchas otras cosas mas no quería perder su amistad.

Abrí lentamente los parpados y de inmediato cada palabra escrita se había descifrado.

No importa la hora que sea te seguiré espero en el jardín, donde los lirios nacen.

Inmediatamente me acerque de nuevo al balcón. Había esperado diez años para volver a ver a mi mejor amigo de sonrisa cálida como el sol, y la espera se había terminado. Apreté el trozo de papel entre mi pecho y una pequeñas lagrimas había escurrido por mis mejillas.

Tenía miedo pero en verdad quería volver a ver a mi mejor amigo, no me importa si es tan solo por unos segundos.

Tome unos pantalones de manta café junto con una blusa de color crema de la misma tela, mis botas de montar color negro, y salí por la enredadera del balcón, no fue nada fácil, ahora entiendo que fue un error pedir la estancia más alta del palacio, pero aun pienso que el esfuerzo vale la pena.

Atravesé el jardín de rosas blancas, y salí por un reducido hueco, el mismo que ocupaba cuando era pequeña.

La noche estaba fresca, el abrigo se me había olvidado cogerlo, los  arboles de copas altas y el rustico camino de piedras no ayudaban mucho. Hacía tiempo que había dejado de venir, que había olvidado por completo como era el camino hacia el jardín. Simplemente  porque sabía que ichigo jamás estaría esperándome.

La luna estaba tan alta, pero era enorme y brillante permitiéndome visualizar la entrada secreta.

Estaba agotada, había corrido desde el palacio hasta este pequeño jardín. Apoye mis manos sobre mis rodillas y tome un poco de aire, una vez regularizada mi respiración, comencé a adentrarme, algunas ramas estaban removidas significado de que alguien estaba dentro del jardín. Y fue ahí donde pude visualizarlo, en medio del campo, rodeado de lirios blancos, recostado con la vista al cielo estrellado. Intente avanzar un poco pero mis piernas había dejado de funcionar, agache la cabeza y apreté las palmas de las manos.

El Principe y la Guerrera (ichiruki )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora