Capítulo 5: Buscando pistas.

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-Pasaron dos horas de una silenciosa caminata hacia la ciudad, de hecho, me sentía tranquila ya que no me había topado con los hombres que me siguieron el otro día, a la vez tampoco puedo decir que estar con estos dos sea un consuelo ya que como sospechosos de homicidio puede que me maten para que no hable sobre lo que vi, o termine en una cárcel junto con ellos por ser como una cómplice. Supongo debo reconsiderar la situación de mi madre, posible le pasó algo similar a mi y presenció algo que no debía ver, ahora puede que es buscada para callarla. Quien diría que la genética en nosotras es tan fuerte que hasta nuestra vida la vivimos igual, de tal madre tal hija. -Hizo una pausa y resoplo. -De nuevo la ironía. Quizá deba de dejar de leer cosas así, literal. Me siento culpable por el simple hecho de pensar de esta forma en una situación como esta, como sea ya puedo ver el final de el parque al otro lado de aquel gran árbol, la librería no queda muy lejos de la entrada. Ojalá y la gente del pueblo haya decidido salir de compras o algo por el estilo, así me podría escabullir entre la multitud de estos dos y así llegar a la Jefatura de Policía a que traten mi caso. -Camino con más rapidez para cortar camino de agonía y ya estar a una calles de donde tenía que llevar a los dos jóvenes. -Miren, por ahí queda la librería por la que me preguntaron, sólo den vuelta en ese callejón y la encontrarán. -Haciendo indicaciones con la mano como referencia para que se guíaran.

-Entonces andando, no perdamos tiempo. -Elián se adelantó hacia donde Ezey se encontraba parada y le sujetó firmemente el hombro.

-Será mejor que sólo vayan ustedes, yo por mi parte necesito comprar latas de comida para mi mascota, seguro que cuando la encuentre tendrá hambre. -Replicó Ezey mientras movía su hombro para safarse del agarre del chico.

-Izán viendo la escena simplemente hizo lo mismo que había hecho Elián y sujeto a Ezey del hombro de el lado contrario. -Deja de quejarte y ya camina o me molestare. -Le dijo a Ezey al oído en forma amenazante.

-Parece que no me queda de otra, estoy atrapada hasta que estos terminen sus asuntos. -Se dijo a si misma, relajó los hombros y sólo se digno a girar en el callejón hacia la librería que ahí se encontraba más sin embargo, al pararse frente al local donde se encontraba la librería inmensa fue su sorpresa al notar que ya ahí no había nadie o algo, el lugar estaba destruido, tenía un semblante como si llevará muchos años sin personal, incluso en la entrada se encontraba un listón que claramente decía "Clausurado para demolición". -Yo.. !Esté es el lugar, lo juro!. -Se volteó a decirles pero los chicos la veían con mala cara.

-Izán se precipitó y la empujó. -¿Segura que es este lugar al que veniste ayer?! Por cómo puedo ver, !No es más que un sitio abandonado! -Alzó la mano como si fuera a golpearla más al último instante se detuvo y sólo retrocedió. -Elián, ella tiene uno.

-Déjame ver. -Acercándose a ambos e inclinandose para tomar algo del suelo recoge el collar que Ezey había tomado de el cuarto de su madre y el cual se le había salido del bolsillo de el pantalón cuando fue empujada por Izan. -¿Dónde conseguiste esto?. -Le pregunta en un tono de duda mientras le dedicaba una dura y sería mirada.

-Ezey asustada desde el empujón los contemplaba aterrada sin lograr decir nada a los chicos, la joven no era capaz de pronunciar tan si quiera un sonido.

-Oye, necesito que me respondas ahora más que nada el por qué tu posees uno de estos collares, ¿O será que de nuevo dirás algo como que lo compraste?. -Se pone de pie y le arrebata la mochila como la primera vez y volvió a sacar el libro con la forma de el sol. -Izán tu toma el otro. -Le pasó la mochila al otro chico, el cual sólo siguió la indicación manteniendo su distancia.

-¿Qué es lo que quieren estos dos?! ¿Qué rayos les pasa?! Nunca vi personas tan molestas y obsesionadas por cosas tan triviales como un estúpido collar más unos libros! Yo por mi parte ya no los soporto, me marchó de aquí. -Se hizo silencio y nadie hizo o dijo algo por un instante. -Saben algo, estoy cansada desde el día de ayer como para hoy estar soportando sus quejas! -Les exclamó en reproche, se puso de pie y sólo comenzó a caminar lejos. -Quédense con la mochila, los libros y el collar, no me importa, yo me voy!

-No puedo permitir que te vayas sin darnos respuestas. -Como con una brisa de viento Izán se había aparecido frente a Ezey deteniendola en su marcha. -Si pensarás en tu bien sabrías que es mejor darnos la razón, quedarte quieta y cooperar con nosotros, por lo tanto si das un paso más haré que te arrepientas. -Le susurró Izán a Ezey.

-Ezey quedó con una cara asustada, ella sólo quería marcharse ya que para ella era una fugitiva y al mismo tiempo una víctima, aparte estaba abrumada por a aún no conocer el paradero de su madre, así que después de escuchar la amenaza simplemente se quedó quieta mientras una pequeña lágrima era derramada de su ojo izquierdo.

-Izán, será mejor que la duermas, así podremos llevarla sin contratiempos hacia donde se encuentra Helios. -Le indicó Elián a su compañero sin más, simplemente se dispuso a marcharse.

-Entendido. -Posando su mano derecha en la parte posterior de la cabeza de la chica la pego a su pecho, con ese simple y delicado movimiento está cayó dormida e Izán sólo se dispuso a secar la lágrima de la chica y cargarla en brazos para así desaparecer junto con ella por la misma ruta que había tomado el otro chico.

La Hija del Sol y la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora